Faguas es un pequeño y subdesarrollado país ficticio en donde todos los puestos de gobierno están ocupados por mujeres, mientras que los hombres se dedican todo el día a las tareas domésticas y el cuidado de los niños. La presidenta Viviana Sansón y su equipo de gobierno del Partido de la Izquierda Erótica (PIE) llegaron al poder con la promesa de “limpiar este país, barrerlo, sacudirlo y lavarle el lodo hasta que brille en su esplendor”.
La renombrada escritora nicaraguense Gioconda Belli conversó con
Es un avance que tengamos mujeres presidentas en América Latina, pues es un lugar donde el machismo ha reinado durante mucho tiempo. El problema es que cuando llegan al poder se ven obligadas a ejercerlo como si fueran hombres, pues el Estado está concebido y organizado según las necesidades masculinas. Entonces, lo que se necesita para salir del atolladero es poder femenino; es decir, un poder que cambie la reglas del juego. Lo que plantea mi novela es un gobierno que logre que la mujer se incorpore plenamente a la vida productiva. Las mujeres en mi novela llegan al poder sin renunciar a su femineidad, más bien la llevan al extremo pues son supersexis y su propuesta es cambiar totalmente la manera en que funciona la sociedad.
Mi libro es una sátira política y plantea una situación exagerada para probar una tesis por medio de la ficción. Se trata más bien de una provocación para reflexionar e ironizar sobre una realidad que es bastante absurda.
”A las mujeres se nos exige profesionalmente lo mismo que a los hombres, pero, además, debemos cumplir a la perfección las funciones domésticas. Cuando las mujeres del PIE deciden mandar a los hombres desde sus trabajos a la casa, ellos se dan cuenta de que las tareas del hogar son difíciles, tediosas y que las mujeres las realizan todos los días”.
La novela se inicia cuando la protagonista Viviana Sansón, tras ser víctima de un atentado, se despierta en un cuarto y se da cuenta de que ahí están varios de los objetos personales que dejó perdidos en alguna parte durante su vida como tazas, lentes de sol, paraguas, anillos, toallas y que están asociados a experiencias muy importantes. Entonces, ella va recorriendo el cuarto y al toparse con cada uno de estos objetos va reconstruyendo la historia del Partido de la Izquierda Erótica y también su propia vida.
Son ideas locas, revolucionarias y hasta divertidas, pero en realidad lo que las eróticas pretenden es una sociedad más igualitaria, un gobierno que cuide y se preocupe más por sus ciudadanos. Por ejemplo, ellas instauraron una asignatura llamada ‘maternidad’ en los programas de estudio de los colegiales para que desde adolescentes hombres y mujeres por igual aprendan a cambiar pañales, a sacarles los gases a los niños, a chinearlos, etcétera. También crearon un programa para premiar a los ciudadanos que tuvieran el barrio más limpio con agua y electricidad gratuitas.
Se ha avanzado algo, pero todavía estamos muy retrasados. Las estadísticas revelan que el 40% de las mujeres en América Latina dependen económicamente del marido y, además, tenemos un aumento impresionante de la violencia doméstica. Eso tiene que ver con el nuevo rol que ha asumido la mujer en la sociedad pues muchos hombres no lo aceptan o no lo entienden y reaccionan violentamente.
Creo que hay mujeres fantásticas, pero todavía no hay una Viviana Sansón. Por eso, invito a todas las mujeres a visitar el sitio
”El planteamiento detrás de este libro es que trabajemos en un partido global, porque el problema no es nacional, es un problema que nos compete a todas y todos. El partido también está abierto a todos aquellos hombres “eróticos” que tienen todo el derecho a participar como mujeres honorarias (ríe)”.
Yo no siento que tengamos responsabilidad. Somos víctimas de un esquema que reproducimos sin querer porque esa es la manera “aceptable” de ser en la sociedad. Cuando te salís de ese esquema se paga un precio que no todas las mujeres están dispuestas a pagar.
”A las mujeres se nos ha enseñado que nuestro espacio de poder en es el privado y que el espacio público es territorio exclusivamente masculino, pero eso no debe funcionar así pues la vida pública también nos corresponde”.