San José (Redacción). El 31 de octubre los “espantos” criollos tienen su propia fiesta con la celebración del Día de la Mascarada Tradicional Costarricense.
Aunque la mayoría de las celebraciones se realizaron el pasado domingo 28, Cartago reservó su fiesta para esta noche.
A partir de las 6 p.m. un desfile de mascaradas, cimarronas, zancos, números circenses y grupos folclóricos saldrá de las inmediaciones de la iglesia de María Auxiliadora (Barrio el Molino) para recorrer la avenida 2 hasta llegar a la Basílica de Los Ángeles.
El llamado Encuentro Nacional de la Mascarada Tradicional Costarricense es organizado por el Colegio Universitario de Cartago (CUC) y este año llega a su edición número 13.
Según informó Rodrigo Muñoz, del comité organizador, la razón por la que el desfile culmina en la Basílica de Los Ángeles es que precisamente las mascaradas, tuvieron un origen religioso, ya que tiempos de la evangelización española acompañaban a las imágenes en sus procesiones.
En el pasacalles participan mascaradas de Barva de Heredia, Escazú, Desamparados, Tres Ríos, Oreamuno, Cachí, Paraíso y Cartago con sus personajes tradicionales de la Muerte, el Diablo y muchos más.
El Día de la Mascarada Tradicional Costarricense se celebra desde 1996 y fue establecido por decreto ejecutivo N° 25724-C impulsado por el Ministerio de Cultura y Juventud con propósito de contrarrestar otro tipo de festejos ajenos a nuestra cultura como Halloween.
Según explicó el artista y promotor cultural Carlos Vargas, la mascarada es una tradición de herencia europea y que fue introducida en América luego de la Conquista española. Se les conoce como “mantudos” “enmascarados” o “payasos”.
“En Costa Rica, la práctica de los mantudos nace en La Puebla de Cartago cuando se celebraron las fiestas agostinas en honor a la Virgen de los Ángeles. Fue durante la ‘pasada’ de la Virgen en el siglo XIX que por primera vez personas maquilladas como payasos la acompañaron en su recorrido por el pueblo”, destacó.
Actualmente, la tradición de las mascaradas tiene fuerte presencia en todo el Valle Central y hay comunidades en donde existen familias dedicadas a preservar la tradición como Barva de Heredia, Aserrí, Alajuelita, Desamparados y Escazú.
Vargas resaltó la importancia de mantener viva esta tradición “El Halloween es una celebración de un dia, es un asunto muy comercial que no permite darle un sentido de identidad de un pueblo. Las mascaradas son una tradición que se relaciona con nuestra identidad: cada personaje tiene un lugar en nuestra historia y cultura, el policía del pueblo, el Cadejos, la Segua, la Tulevieja, el Diablo, los Gigantes y son parte de nuestro sentir como costarricenses”, opinó.
Colaboró Fernando Gutiérrez, corresponsal