A punto de extinguirse el siglo XIX, la incipiente capital de Costa Rica celebraba la construcción de un edificio de tres pisos: el más alto de la capital hasta entonces, casi como un ‘rascacielos criollo’.
Por su bello diseño y sus modernas instalaciones (era el primero con un elevador) el edificio conocido como La Alhambra se convirtió en un hito arquitectónico de San José, el cual fue recuperado del deterioro tras un proceso de restauración.
Gracias al financiamiento conjunto entre el Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía de España y la Sociedad Inversiones Rodríguez Fairen S. A. –propietarios del inmueble– el edificio fue rehabilitado para que pueda ser aprovechado con fines comerciales, pero también culturales.
Actualmente, el inmueble alberga en su primera planta varios locales comerciales, pero más adelante quedará disponible el tercer nivel para oficinas, y el segundo, para algún espacio que permita la promoción artística como una galería o un café-arte.
“Todavía no se ha definido un proyecto, pues primero debemos asegurarnos de que el edificio sea ocupado por personas responsables y conscientes de la protección del patrimonio. Pero es un hecho que la segunda planta será un espacio para promover el arte”, explicó María José Álvarez Rodríguez, una de las dueñas.
“Combina elementos del neoclásico como el hierro fundido en sus ornamentos externos; los cerramientos internos y externos fueron hechos en bahareque francés, una técnica constructiva que se puso de moda en la época y en su fachada sobresale un balcón con ventanería, ambos estilo mudéjar o árabe”, explicó el arquitecto del Centro de Patrimonio, Adrián Vindas, director de la restauración.
Vindas explicó que debido a su proporción, ubicación y ruptura de simetría el balcón estilo mudéjar representa una estructura tan llamativa que le valió al edificio el nombre por el que se le conoce.
Desde sus inicios, el inmueble estuvo destinado al uso comercial. “Este es un edificio de hierro traído de Bélgica por el comerciante cartaginés Ramón Rojas Troyo para ser ensamblado en Costa Rica. Luego fue adquirido por otro hombre de negocios, Elías Pagés, pero el pasar de los años y la falta de mantenimiento causaron un severo deterioro”, explicó la directora del Centro de Patrimonio Sandra Quirós. Además, un incendio ocurrido en mayo del 2008 destruyó gran parte de la cubierta del edificio y las paredes del tercer nivel.
Según reveló Quirós, las obras de restauración fueron ejecutadas por la empresa Reyco, S. A. y se invirtieron cerca de ¢191 millones. “El Centro contribuyó con ¢20 millones, la Junta de Andalucía donó 30.000 euros (aproximadamente ¢21 millones) y los propietarios invirtieron ¢150 millones”, dijo.
De acuerdo con Vindas, las obras para rescatar este edificio patrimonial se centraron en la consolidación de las paredes de bahareque francés; la restauración de superficies de metal deterioradas por el óxido y reemplazo de aquellas piezas faltantes, así como la intervención en puertas, ventanas y marquetería de la fachada.
“Afortunadamente, los pisos originales de madera se conservaban en buen estado, por lo que solo requirieron un tratamiento especial”, declaró el arquitecto.
El edificio La Alhambra fue incorporado al Patrimonio Histórico Arquitectónico de Costa Rica el 22 de febrero del 2000.