El negocio de los libros en Estados Unidos solía funcionar como un relojito: primero se sacaba la edición en pasta dura, luego, cerca de un año después, la rústica.
Sin embargo, en una industria cambiada totalmente por el crecimiento de los libros electrónicos, los editores actúan contra las convenciones, publicando las ediciones rústicas antes de lo usual, a veces, menos de seis meses después de sacar a la venta la de pasta dura.
Una semana reciente incluyó la publicación de la edición rústica para distribución en librería de Swamplandia! , la primera novela de Karen Russell, cinco meses después de sacar la de tapa dura en febrero.
A The Tiger’s Wife , la muy elogiada novela de Tea Obreht, que salió en tapa dura para entusiasmar a los críticos en marzo, la seguirá la edición rústica en octubre, siete meses después.
También se ha acelerado la publicación de narrativa.
Those Guys Have All the Fun , un relato desde dentro de ESPN, la televisora por cable, por James Andrew Miller y Tom Shales, salió el 24 de mayo y apenas tiene dos meses en las estanterías de las librerías. Ya está programado que la edición rústica salga el 1.° de diciembre.
Los editores dicen que tienen un nuevo sentido de la urgencia con las ediciones rústicas, ya que la gran publicación simultánea de las versiones en pasta dura y electrónica ahora cosecha la mayor parte de la atención que es probable que atraiga un libro, con lo que la edición rústica se queda bastante rezagada.
También es posible que tomen las indicaciones de Hollywood, donde los estudios cinematográficos han ajustado los costos de márquetin al cerrar sistemáticamente la brecha entre el estreno en cines de las películas y su versión en DVD.
“Busco hacerlo cada vez más”, dijo Jane von Mehren, la editora de ediciones rústicas para su distribución en librerías en Random House, sobre publicarlas antes.
“Sentimos que está este comprador de ediciones rústicas al cual queremos asegurarnos de que aún se le atienda. La idea de que alguien esperaría un año es una suposición que ya no debemos hacer. Así que analizamos acortar el lapso”.
El futuro de las ediciones rústicas ha sido un tema frecuentemente debatido entre los editores, que han visto desde tiempo atrás a su publicación como un momento de reinvención, en el cual pueden tomar un libro que ya estaba en circulación, rediseñar la portada y presentárselo a un público más amplio.
“Pensamos que nuestro trabajo como editores de ediciones rústicas es encontrar la segunda vida del libro, darle una dimensión extra al público”, dijo Anne Messitte, la editora de la unidad Vintage/Anchor de Random House.
“Observamos muy cuidadosamente cada libro para determinar el mejor momento para la publicación en rústica”.
Messitte comentó que, cuando los editores Vintage publicaron la edición rústica de Swamplandia! , eligieron julio para capitalizar las ventas entre los vacacionistas veraniegos, que tienden a preferir la novela.
“Pensamos que sería la edición rústica perfecta para el verano”, dijo sobre el libro, en el cual se narran las aventuras fantásticas de una familia de Florida que lucha contra cocodrilos y trabaja en un parque temático.
Se vendieron más de 30.000 ejemplares de Swamplandia! en tapa dura, según Nielsen BookScan, un servicio que típicamente rastrea 75% de las ventas al menudeo de libros impresos.
Se ha acelerado todo el ciclo de la vida editorial en los últimos años.
Las ediciones en pasta dura tienen menos tiempo para demostrar su valía en las librerías, ya que se tiende a quitarlas de los anaqueles con mayor rapidez que antes.
Por lo general, las ventas de libros electrónicos son fuertes en el período inicial después de la fecha de su publicación, pero no aumentan más una vez que sale la edición rústica, comentó Terry Adams, el editor digital y de ediciones rústicas de Little, Brown & Co.
Adams sacó la edición rústica de Room , la aclamada novela de Emma Donoghue, ocho meses después de la de tapa dura porque las ventas de esta habían bajado, pero no se habían detenido.
“Allí estaba el impulso, y queríamos capturarlo para la edición rústica”, señaló. “En el caso de libros que llegan a cierto nivel de visibilidad, realmente quieres montarte en la ola”.
Los libros electrónicos han provocado que el precio sea un problema para los editores que sopesan el momento oportuno para una edición rústica.
Aunque a menudo hay una enorme brecha entre el costo de un libro nuevo de pasta dura (por decir, $25) y su edición electrónica ($13), estas y las rústicas tienden a tener unos cuantos dólares de diferencia, por lo que muchos editores se preguntan si los compradores conscientes de los costos leen libros electrónicos de inmediato en lugar de esperarse a la edición rústica.
“Realmente, sí creo que los libros electrónicos son parte de la razón de esta tendencia de apresurarse con esa rústica”, comentó Carrie Kania, la editora de Harper Perennial e It Books.
“Ahora ya no tienes que esperar a la versión de menor precio de un libro. Creo que, en general, tenemos que movernos con una mayor rapidez”.
Sin embargo, todavía hay bastantes excepciones en la programación más apretada de las ediciones rústicas. Varios editores dijeron que el lapso de un año aún es la regla para la mayoría de los libros. Y, mientras un libro de pasta dura se venda muy bien, los editores tienden a posponer la rústica.
El tercer libro de la serie Millennium de Stieg Larsson, The Girl Who Kicked the Hornet’s Nest , todavía no se publica en edición rústica en Estados Unidos, más de un año después de la publicación en tapa dura. Se han vendido 2,5 millones de ejemplares en pasta dura y 1,1 millones en versión electrónica.
Leslie Gelbman, la presidenta de ediciones rústicas para el mercado masivo de Penguin Group USA, dijo que la edición en tapa dura de The Help , una novela que estuvo entre los libros más vendidos durante 103 semanas, se vendía tan bien que Penguin esperó más de dos años para sacar la edición rústica.
“¿Qué sentido tenía sacar una edición rústica cuando las ventas de la de tapa dura eran tan extensas?”, preguntó.
Como señalaron dueños de librerías, a los lectores les encantan las ediciones rústicas.
“Definitivamente, los clientes están contentos de tener más pronto la edición rústica”, comentó Peter Aaron, el propietario de la librería independiente Elliott Bay Book Co., en Seattle.
“Si hubiera una forma de libro impreso que sobreviviera, si solo hubiera una, esa sería la edición rústica”.