Arnoldo Rivera Jiménez
Llevaba razón Graham Greene cuando dijo que en algún momento de la niñez se abre una puerta y se deja entrar al futuro. Casi 41 años atrás, a Hernán Arévalo lo cautivó el estilo de un boxeador: Muhammad Ali.
Lo sorprendió cómo el Bocazas rompía el molde del fortachón. Chiquillo, Hernán pudo entender que había algo “artístico” en aquel boxeador, quien se impuso a un fortachón en un día de octubre de un lejano 1974.
Al celebérrimo combate Ali-George Foreman debemos la más reciente exposición del grabador Arévalo: Versus, 13 obras realizadas en xilografía y cromoxilografía (obras en madera).
Cinco años de trabajo le demandó esta exposición, abierta en la Casa del Artista.
El boxeo es una tema abordado por distintas artes plásticas, visuales y literarias. El mismo Arévalo recuerda que esta no es su primera incursión en el mundo de las 12 cuerdas.
Ya lo hizo con una obra en el 2002: se llamó Porcino mix, un jabalí y dos boxeadores en confrontación.
“Siempre me gustó la posibilidad de que un chiquitillo le ganara a alguien más grande, de que un fortachón perdiera”, dice.
La inquietud por el deporte de fistiana (de fist: 'puño' en inglés) lo llevó a producir un “libro-arte” y, en el 2009, un primer grabado, en blanco y negro. Este tenía una particularidad: lo combinaba con máscaras mexicanas; estas lo llevaban a la lucha libre, y, de aquí, al arte pop, cuyo color lo seduce.
Versus es boxeo, mas no solo es boxeo pues tiene muchos afluentes: la exposición es la desembocadura de los muchos intereses de Hernán Arévalo.
La exposición puede dar pie a una pregunta: ¿por qué un artista se interesa en el boxeo?
“Todavía se piensa en la cultura como algo restringido, pero la cultura es todo: esto no se entiende bien. Algunos creen que yo debería trabajar con paisajes, desnudos femeninos o temas de pobreza”, reflexiona el expositor.
Tampoco es que le interesara revelar lo obvio: la violencia que involucra este deporte (“brutal”, como lo calificó el campeón Floyd Mayweather, Junior ).
En esta esquina... “Quería decir cosas a través del boxeo”, afirma Arévalo. La lucha libre, el arte pop, los rótulos populares, el éxito y el fracaso de un pugilista, el machismo y el papel de los medios de prensa son temas presentes en Versus.
Con la lucha libre, Hernán Arévalo también tiene una asunto de niñez: “Me caía mal que a un luchador tratasen de quitarle la máscara. Mientras todos los demás chiquillos gritaban: ‘¡Sí, que se la quiten!’, yo no estaba de acuerdo: es que hacerlo era como quitarle la mitología”, recuerda el grabador.
“Quise volver a la infancia con imágenes que recuerden los años 50 y 60. Hay robots que pueden evocar las primeras películas de ciencia-ficción de aquellos años (clase B, como se las conoció), que hoy se ven primitivas”, agrega.
Versus es boxeo, pero no solo es el deporte cuyas reglas fikó el marqués de Queensberry (el mismo cuyo hijo se involucró sentimentalmente con el genial dandi Oscar Wilde).
“Estos grabados pueden parecer sencillos, pero me exigieron una gran investigación”, comenta Hernán Arévalo.
Asalto 13. El boxeo se nutre de las capas más populares de la sociedad: muchos encuentran, en el ring, la forma de escapar de los golpes bajos de la pobreza. Las experiencias de redención son comunes en el cuadrilátero; fuera de este, no son raras las historias de descenso a los infiernos.
“Yo no quise enfrentar a los boxeadores: es que me parecía que era obvio y que se ha hecho mucho. Más bien, quería sugerir la comercialización; los éxitos y los fracasos; la violencia que a la larga los perjudica, los medios de prensa. En mis grabados, siempre se ve que algo estorba a los boxeadores”, resalta el artista.
Versus empezó hace casi 41 años, cuando las peleas de campeonato nacional eran a 15 asaltos (hoy son a 12).
“El boxeo me gustaba más antes”, confiesa Hernán Arévalo; sin embargo, este notable creador no descarta un nuevo round con el tema.