El nuevo guion del Museo de Arte Costarricense (MAC) ofrece 83 piezas mal contadas porque la octogésima cuarta es el propio montaje: obra de arte tramada con inteligencia y ejecutada con maestría por los historiadores del arte y curadores Ileana Alvarado y Efraín Hernández, y por el equipo de profesionales del museo.
La elección de las obras ha sido ardua pues el acopio del museo asciende a más de 7.000 piezas, explica el director del MAC, Ricardo Alfieri.
El MAC no ofrecía un guion histórico desde hace tres años. El guion (la selección expuesta) se titula Diversidad e hibridación; o sea, variedad de técnicas y materiales, cruzados entre sí, de modo que algunos motivos aparecen en diversas obras (por ejemplos, la Maternidad marmórea, de Aquiles y La madre esmaltada de Carlos Poveda).
El visitante curioso encontrará que le hablan todas las técnicas visuales: dibujo, acuarela, grabado, óleo, fresco, collage , escultura (en piedra, metal, madera...), etcétera. Unas obras son pequeñas como juguetes; otras son enormes cual cordiales amenazas.
Academicismo. El montaje es cronológico, pero nos recibe una obra reciente, América: Cheap labor (Trabajo barato), acrílico de Joaquín R. del Paso, quien nos dice:
“El Portón rojo , de Quico Quirós, fue emblemático de una Costa Rica idealizada, pero Cheap labor sería el nuevo paradigma. Él confirma una vieja realidad que está vigente: somos países que aportan mano de obra barata, y esto nos define en el contexto internacional de las economías postindustriales”.
La obra más antigua es una tinta china de José Rojas Sequeira, de 1892: Fiesta guanacasteca, donde gente y ramas se ondulan por el viento de la música.
Con frecuencia, los curadores siguen la “antología popular” del arte costarricense, y así exponen Domingueando , infaltable óleo de 1905 del español Tomás Povedano: academicismo de calidad que oscila entre un bosque de Alajuela y los jardines de Hespérides.
La exquisita figuración se prolonga en acuarelas y algunos retratos (incluido el de una joven, de Francisco Zúñiga, de 1931) hasta estilizarse en Pantalones crían fama (1933), acuarela andrógina al fox trot, de Gilbert Laporte.
A pedido del público (que está por llegar), también aparece El portón rojo, que nos domina con la magia solar de una mañana.
Los hijos de Sánchez. “No es muy extensa la historia del arte costarricense, pero sabe concentrar las viejas tradiciones europeas y las rupturas de los inicios del siglo XX”, explica Esteban Calvo, coordinador de la exposición.
Señala también la influencia del arte precolombino en piezas como Jaguar , talla en piedra de Juan Manuel Sánchez Barrantes.
Una sala especial alberga obras de ese notable dibujante y escultor. Esteban Calvo resalta la maestría de Sánchez en las tallas de madera, en las que la Naturaleza cedió el gobierno de las formas al artista.
El MAC guarda unos 4.500 dibujos y unas 350 esculturas de piedra y de madera donadas por la viuda del magistral “Indio” Sánchez.
A la par, el célebre Álbum de grabados de 1934 se ofrece en persona de papel, y también en un facsímil que el público puede hojear (un raro privilegio).
Dos xilografías de Emilia Prieto recuerdan a la grabadora y folclorista, y una amplia sala brinda dos murales fijos: el fresco La agricultura (1948), del renombrado Francisco Amighetti, y La Segunda República (1955), óleo sobre madera de Lucio Ranucci Gagliardi. De esta obra solo se exhiben dos paneles porque, completa, se extiende por 13 metros. El MAC publicará un libro sobre este mural.
No faltan cuadros de Manuel de la Cruz González Luján, maestro del paisaje y de la geometría cromática; de Felo García; de Rafa Fernández (Presagios de guerra, 1966), del escultor-Magón Néstor Zeledón y de la celebrada Lola Fernández.
Misión educación. Cerca se exponen creaciones más recientes, como la cromoxilografía Bestia con acróbata (1997), de Sila Chanto ; el perro de madera pintada Riter Orfeo , de Marisel Jiménez (1989), y Entre dos líneas ligeramente curvas (1992), escultura de hierro estilizada de Herbert Zamora.
También nos dejan visitarlos pinturas de Dinorah Bolandi; un dibujo de Fernando Carballo; una refinada escultura de José Sancho, y estupendos grabados de Rudy Espinoza y Adrián Arguedas. Roberto Lizano compuso Mujer con tupos (1989), sorpresa de cartón y collage pendiente de hilos y de miradas.
Como en otras salas, se exhiben instrumentos de trabajo de los artistas (pinceles, martillos...), de modo que el público puede imaginar qué ocurre detrás del telón de las pinturas (y de otras técnicas). Grabaciones en español e inglés explican detalles de algunas obras.
“Nos interesa la función educativa del museo, y procuramos que asistan personas de todas las edades mediante programas de visitas guiadas. El guion permanente es el propósito esencial de un museo como el MAC, encargado de conservar y ofrecer una visión amplia de la trayectoria artística de nuestro país”, expresa Ricardo Alfieri.
Ya fuera del guion, dos salas exponen pinturas del magnífico Juan Kelly. Estas salas se reservan para ofrecer exposiciones transitorias. El guion histórico actual durará unos dos años.
El periodismo denuncia las injusticias, pero también las comete. Es injusto mencionar aquí a algunos artistas y omitir a otros. Por fortuna, el daño se repara con visitar el MAC y con dejar que nos hablen los colores y las formas en este carrusel de tiempo que nos lleva por el arte que hicimos y nos hizo.
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Casa de la memoria. La exposición Variedad e hibridación puede visitarse de martes a domingo de 9 a. m. a 4 p. m. La es gratuita. El MAC está en el Parque Metropolitano de La Sabana. Teléfono 2291-8670.
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Ideas y miradas. Quien visite el nuevo guion del MAC se encontrará con parte de su patrimonio histórico cultural y artístico. Comprenderá las formas de expresión y comunicación que los artistas visuales han utilizado para construir un discurso que exprese el período en el que viven y la relación con su entorno.
Esas formas de comunicación visual han sido moduladas en ciertas ocasiones por sus intereses propios, y, en otras oportunidades, moldeadas bajo la influencia del contacto con las corrientes artísticas occidentales.
En ese recorrido, el visitante se relacionará con las ideas que los artistas del país se plantearon sobre el arte, su material y su técnica puesto que cada uno de los lenguajes que se presentan formula un concepto del arte intrínsecamente unido a la forma de la visualidad vigente en cada momento.
Ileeana Alvarado y Efraín Hernández.