Con los filmes actuales de superhéroes se puede caer en el error de pensar que este tipo de adaptaciones son un fenómeno reciente, pero el adaptar cómics se da desde las primeras películas.
En la presentación del cinematógrafo en el Grand Café de París en 1895, los hermanos Lumière proyectaron el corto El regador regado. Según Lance Rickman (Bande dessinée and the Cinematograph: Visual Narrative in 1895 ), su inspiración viene de tres referentes: el trabajo de Hermann Vogel en Imagerie Quantin, en una secuencia de Uzés en Le Chat Noir y en un dibujo de Christophe en Le Petit Français Illustré.
En Estados Unidos las primeras adaptaciones de las tiras cómicas de Richard Outcoult, publicadas en el New York World de Joseph Pulitzer, son Yellow Kid (1897) y Trouble in Hogan’s Alley (1900). Su personaje, Mickey Dougan, impactó el mundo del cómic y el del periodismo: del color de su traje viene el término “periodismo amarillo”. Luego sería publicado en el New York Journal, de William R. Hearst.
Las aventuras de Dougan llegarían incluso hasta las páginas de Marvel Cómics, en la serie Runaways escrita por Joss Whedon, director de la taquillera The Avengers (2012).
Conforme el siglo XX avanzaba, el cómic y el cine fueron evolucionando, madurando su lenguaje y estética, pero siempre manteniendo vínculos estrechos: seriales que se presentaban antes de las películas, dibujos animados y, posteriormente, filmes de acción real.
La relación entre ambos a menudo se inicia por la devoción que comparten sus autores. El director francés Alain Resnais era fanático de Mandrake, Flash Gordon y de Milton Caniff. Mientras que el director y guionista estadounidense Paul Schrader le enseñó de estructura narrativa a Jeph Loeb –guionista de cómics y productor estadounidense–, quien recuerda: “hay cincuenta cosas en un filme, no cincuenta escenas, y todo consiste en describir brevemente cada una de ellas. Para cuando llegas al final, has escrito un guion entero”.
Por su parte, Neil Gaiman, autor inglés de historietas y escritor, comenta: “En un cómic el escritor es el director y el guionista, mientras que el dibujante es el cámara”. Sea en papel, celuloide o digital, las novelas gráficas y las películas comunican a través de la imagen, como sintetiza Loeb “es un medio visual”.
Legado nipón
Akira (Katsuhiro Otomo, 1988) es una de las principales animaciones de la historia, catapultó el movimiento ciberpunk y abrió las puertas de la animación japonesa en Occidente. Basada en el manga homónimo que Otomo escribió entre 1982 y 1990, constituye un prodigio técnico por estar animado totalmente a mano.
El filme es un tratado filosófico que condensa las principales preocupaciones del japonés de la posguerra. En la futurista Neo-Tokio de 2019, tras una explosión nuclear, imagen que representa el trauma de Japón, la sociedad está dividida en grupos militares, políticos, científicos y religiosos, mientras los jóvenes son pandilleros que buscan su libertad en la carretera.
Los dilemas filosóficos planteados se pueden resumir en tres: la identidad y conciencia del ser, la función de las instituciones sociales y su impacto en la vida de los civiles, y la transformación del ser.
Este último describe una sociedad japonesa que pasó del horror de la guerra a ser potencia mundial en pocas décadas, pero cuyos habitantes pagaron el precio. La tecnificación de la sociedad llevó a cambiar el estilo de vida, una metamorfosis que en el filme es alegoría de tripas y cables, y que conlleva cambios psíquicos y emocionales.
Miss Hokusai (Keiichi Hara, 2015) es una animación de época, basada en el manga Sarusuberi de Hinako Sugiura.
Los hechos transcurren en 1814 durante el periodo Edo y la protagonista es O-Ei, tercera hija del reconocido artista japonés Katsushika Hokusai.
En esos tiempos, Japón vivió un florecimiento artístico que el novelista Asai Ryoi resume en “vivir solamente el momento […] y desviarnos solo flotando, flotando sin que nos importe un ápice el pauperismo que nos mira a la cara, […] esto es lo que llamamos mundo flotante, ukiyo”.
Mezclando técnicas tradicionales de dibujo y animación 3D, Hara logra un virtuoso relato dando vida al esplendor del periodo Edo, pero con tintes contemporáneos: le da voz a O-Ei, una talentosa mujer cuyo dominio del estilo ukiyo-e (imágenes del mundo flotante) hizo que completase los encargos de su padre, debido a las borracheras de este hombre.
Del espacio al asilo
Dos propuestas muy diferentes entre sí permiten conocer la variedad estilística y temática de la novela gráfica son la canadiense Heavy Metal (Gerald Potterton, 1981) y la española Arrugas (Ignacio Ferreras, 2011).
Basada en la popular revista francesa Métal Hurlant , rebautizada como Heavy Metal cuando se distribuyó en Estados Unidos en 1977, sus historias de ciencia ficción, fantasía y erotismo pronto encontraron eco en una generación ávida de nuevas experiencias. El alto nivel artístico contribuyó a su popularización, entre los artistas involucrados estaban Jean Giroud (Moebius) y H. R. Giger, entre otros. El filme es una recopilación de varias historias de culto.
En un rango más realista, Arrugas adapta la novela homónima de Paco Roca sobre la vida de adultos mayores en un asilo. La convivencia diaria, narrada desde la perspectiva de los ancianos, permite comprender su situación, en especial el deterioro debido al alzhéimer.
Tradición francesa
Inspirada en el estilo visual creado por el historietista francés Jacques Tardi, Avril et le Monde truqué (C. Desmares y F. Ekinci, 2015), es una animación en el que el mundo es dominado por las fuerzas napoleónicas.
El año es 1941 y la desaparición de científicos ha hecho que no haya tecnología avanzada. Mediante un diseño steampunk, que combina imágenes anacrónicas de tecnología a vapor con elementos fantásticos, los realizadores desarrollan una entretenida historia.
En un planeta sin árboles, contaminado y en constantes guerras, la joven aventurera Avril y su gato Darwin serán los únicos capaces de luchar y evitar que unos lagartos mutantes destruyan el planeta y colonicen la Luna y Marte.
Con un estilo más intimista, Color de piel: miel (Jung y L. Boileau, 2012) es el relato biográfico de un huérfano coreano que es adoptado por una familia belga. Jung creó la novela gráfica a partir de sus propias experiencias y coescribe y codirige el filme.
Tras la guerra de Corea en la década de los años 50, alrededor de 200.000 niños quedaron huérfanos; ellos eran rechazados por ser hijos de padres occidentales y madres coreanas. En ese marco de marginalidad, pobreza y xenofobia, varias familias estadounidenses y europeas empezaron a adoptar niños, quienes eran aprobados para ser entregados según diferentes características, entre ellas, el color de su piel.
En Bélgica, Jung se encuentra con otra familia, con hermanos, otro idioma, otra cultura y experimenta vergüenza por sus raíces. Esa confusión y mezcla de identidades se traslada de gran manera a un lenguaje cinematográfico que apuesta por la hibridación.
De la acción real a la animación, del documental a la ficción, del dibujo a mano al diseño por computadora, y de la autoficción a videos caseros en Súper 8, los realizadores crean un sólido relato en el que el color y la música dan una continuidad dramática y permiten exponer temas tabúes como el suicidio de las personas adoptadas.
Acción real
Lulú al desnudo (Sólveig Anspach, 2013) y Rompenieves (Joon-ho Bong, 2013) son también ejemplo de la vasta colaboración entre la literatura gráfica y el cine, y que no se reduce a las animaciones.
La primera basada en el trabajo homónimo de Étienne Davodeau, sobre una mujer que, tras ser rechazada en una entrevista de trabajo, decide emprender un viaje de autodescubrimiento, dejando a su familia. De factura feminista, la obra cuestiona las “obligaciones” de una mujer como esposa y madre, para el final empoderar a la protagonista.
La segunda es adaptación de Le Transperceneige, de Jacques Lob, Benjamin Legrand y Jean-Marc Rochette. En un futuro apocalíptico, el planeta ha sido congelado por un accidente y los únicos sobrevivientes viajan en un tren, dividido según la clase social.
Con más de 110 años de mutua influencia, la literatura gráfica y el cine siguen explorando nuevos caminos, siempre a partir de la imagen: sea impresa o digital, en viñeta o en celuloide.
Películas en dos espacios
Esta son las películas de Preámbulo que se verán en el Centro de Cine, (detrás del INS, en barrio Amón) y en la Alianza Francesa (avenida 7, calle 5, barrio Amón). La entrada será gratuita.
En el Centro de Cine:
–Miss Hokusai, domingo 2, 4 p. m.
–Akira, domingo 9, 4 p. m.
–Arrugas, domingo 16, 7 p. m.
–Heavy Metal, sábado 22, 4 p. m.
–Color de piel: miel, domingo 30, 4 p. m.
En la Alianza Francesa:
–Color de piel: miel, viernes 7, 6 p. m.
–Lulú al desnudo, viernes 14, 6 p. m.
–Avril et le Monde truqué, viernes 21, 6 p. m.
–Snowpiercer, viernes 28, 6 p. m.