Una idea que se transforma en un producto útil, cómodo, atractivo y original tiene detrás a una mente creativa y arriesgada.
El pasillo dedicado al diseño en el Festival Internacional de las Artes 2012 es una vitrina pequeña pero diversa que deja ver claramente cómo el diseño tico crece sin parar.
Los creadores –en su mayoría bastante jóvenes– aprovechan materiales como cuero, peluche, tela, empaques de cartón, corcho, manta y hasta desechos tecnológicos para llevar a manos de los consumidores productos que les hagan la vida más fácil y divertida.
La preocupación por cuidar el ambiente es otra de los rasgos de estas propuestas, pues muchas de ellas aprovechan cualquier tipo de desecho como materia prima.
La diseñadora Catherine Román aprovecha los desechos textiles de las maquilas para confeccionar sillas, almohadones, lámparas y accesorios. “Me interesa que la persona realmente sienta que el producto le pertenece y por eso son piezas únicas y adaptadas a las necesidades de cada cliente”, dijo.
La diseñadora María José Núñez se inspira en formas de la naturaleza para darle vida a sus creaciones con materiales como corcho, manta, madera y cuero. Por ejemplo, diseñó maceteros de manta cruda (sin tratar) que recuerdan los nidos de las oropéndolas.
Lina Rodríguez se autodefine como “diseñadora de monstruos”. Sus personajes de peluche irónicamente llamados “nomellamo” son muy solicitados por el público.
“La línea de ‘nomellamos’ ha evolucionado hacia productos utilitarios como llaveros, bolsos, estuches para celulares y pantuflas, entre otros. En diseño siempre hay que reinventarse”, declaró.
Para los diseñadores Pamela Hernández y Francisco Vásquez, del colectivo RE, las partes de una computadora cobran vida más allá de su vida útil.
En sus manos, estas piezas se transforman en sillas, sillones, repisas para libros o lámparas en vez de parar en un basurero.
Y Sofía Protti aprovecha el cuero con todas su belleza, pero también con sus imperfecciones, para carteras y otros accesorios.