El primer contacto de Carlos Poveda con el arte fue con las creaciones precolombinas del Museo Nacional. Como si hubiera descubierto una fuente, de ese primer encuentro, brotó toda su obra posterior; no hizo falta acercarse a la academia para convertirse en investigador.
La pintura, el dibujo y los ensamblajes han sido sus puentes hacia el exterior y hacia el reconocimiento recibido del Senado francés, como parte de las celebraciones del Día de América Latina y el Caribe.
Como parte de las actividades de este festejo, Poveda conversó sobre su evolución creativa en el Musée de Quai Branly , consagrado a las artes precolombinas y de culturas no europeas. “Mi primer contacto es con el arte precolombino. Mostré una obra que tengo, una figura de piedra de los guerreros huetar como yo dibujaba en aquel periodo. De ahí en adelante fui desarrollando las características del dibujo que me definió en los años 60 y los años 70”, relata el artista.
“No dibujaba con lápiz ni pincel, sino con la parte de atrás de un pincel y con pintura de aceite. Cuando yo ponía el punto y la línea, no podía borrarlos. Ese atrevimiento antiacadémico fue lo que los críticos descubrieron mi trabajo y me abrió puertas”, comentó Poveda.
Así, se inició con una revisión de la figura humana, con su técnica personal, y pasó luego a un paisaje muy propio, imaginario como sus personajes. Recientemente, se ha decantado por el collage y la escultura como formas de aproximarse a sus temas predilectos.
“En los últimos años he estado trabajando la idea del bodegón y lo culinario; los platos. Lo hacía como atrevimiento, como una provocación por usar materiales extraños. El espectador cree que es comida pero se da cuenta de que no”, describe sobre piezas recientes.
En su búsqueda de objetos prehispánicos, llegó a tocar nuevas visiones: “Si pensás en cosas mágicas, religiosas y de culto, pensás en chamanismo : en la figura humana”. Es una especie de retorno, pero enfocado en novedosas direcciones.
“He querido investigar un material diferente: el vidrio. Planeo una exposición basada en el tópico del chocolate”, relató Poveda. Estas obras se realizan con materiales encontrados.
“Si en un mercado de pulgas encuentro un fragmento de algo, lo convierto en otra cosa. Cuando yo dibujaba, le sacaba provecho a las manchas del papel; un objeto que me encuentro me sugiere cosas”, explica Poveda.
“Como ser humano y como artista, he hecho mi mejor academia. Creo que estoy en mi mejor momento: ¿qué puedo hacer más?”, concluyó el creador.