Al mediodía de hoy, el cadáver del escritor portugués y Nobel de Literatura José Saramago será llevado al cementerio del Alto de San Juan de Lisboa, Portugal, donde será incinerado. Esa era la voluntad del letrado, quien se caracterizó por sus travesuras literarias y su verbo incandescente.
Ayer los restos del autor de Ensayo sobre la ceguera , El Evangelio según Jesucristo y más recientemente de El viaje del elefante y Caín , fueron velados en el Salón de Honor de la Cámara Municipal de Lisboa tras haber llegado en un avión de las Fuerzas Armadas lusas en el que viajaron también miembros del Gobierno y familiares y amigos del escritor.
Desde el aeropuerto, donde recibió honores militares, el féretro fue trasladado hasta el Ayuntamiento en un cortejo fúnebre custodiado por un destacamento de motoristas de la policía municipal, con un tratamiento propio de un dignatario del Estado.
La comitiva pasó ante la sede de la Fundación José Saramago de Lisboa, antes de llegar al consistorio. Allí recibieron el ataúd, cubierto por la bandera portuguesa.
En la capilla ardiente cientos de ciudadanos hicieron fila para pasar ante los restos del Nobel, custodiados por una guardia de honor de la policía municipal y rodeados de coronas de flores, entre ellas una enviada por los dirigentes cubanos Fidel y Raúl Castro.