La historia del rock costarricense descansa en una extensísima discografía que arranca a principios de los años 60, pero que está casi toda en las manos inaccesibles de coleccionistas inubicables.
¿Cómo hace una adolescente que acaba de echar mano de su primera guitarra para escuchar al Ricardo Nieto de La Clase, al Álvaro Fernández de Compadre, o al Álvaro Durán de St Gohmen, y educar su práctica y su oído con su propia historia musical?
Las nuevas tecnologías han hecho posible que los inubicables coleccionistas puedan compartir, desde la comodidad de sus laptops , sus tesoros de los años 60 y 70, y este es un proceso irreversible que solo puede ensancharse.
Faltaba, sin embargo, una historia puesta en letras de molde que le diera sentido a la plétora de sonidos, tendencias, experimentos, hermandades, resistencias y excepciones que conforman el rock costarricense desde que Los Twist Masters conectaron por primera vez sus guitarras en 1959.
Perra Pop. Mixtape, de Fo León, es el libro en el que está escrita esa historia.
En 30 crónicas que son canciones, un encore y varias viñetas personales, el autor nos pasea por casi seis décadas de música y casi cuarenta de errancia personal entre muchos de los nombres y lugares que le han dado cuerpo y alma al rock de acá.
La historia que cuenta Fo León gira en torno a la movida intermitente que echó raíces en el Valle Central desde mediados de los años 90, y parte de un grupo de bandas activas en los últimos 15 años para explorar el pasado menos conocido de nuestro rock .
Ese es quizá el logro más notable que tiene el libro: no trazar la historia de nuestra música como si fuera una línea recta siempre en subida que desprecia lo que va dejando atrás, sino como una red de contactos y afinidades que se afectan, que crean una historia común, una identidad y, sobre todo, una comunidad.
En el capítulo sobre la banda Los Reverbs, por ejemplo, León logra hacernos viajar en el tiempo de la misma forma en que lo hace el sonido de esta banda formada supuestamente en 1975 (antes de que sus miembros nacieran), y que se vuelve por lo tanto el mejor compendio musical de la vieja idea del tiempo cíclico latinoamericano: Los Reverbs engendraron a Sandro, que engendró a Santana, que engendró al cine Capri, que engendró a Los Thunder Boys, que son los papás de Los Reverbs.
Vida y música
Fo León tiene el don precioso de vincular su propia vida con la música que comenta, y logra perfilar a las bandas y su obra desde las coordenadas particulares de cada una.
Así, Los Waldners son la familia que todos buscamos cuando aquella en la que nacimos no funciona, y las minúsculas en el nombre de la banda vicepresidente son la ética del perfil bajo de gente que, sin embargo, trabaja para llegar alto.
El aislamiento musical del autor en la Heredia pre-Internet de los años 90 es lo que le permite simpatizar con el aislamiento cultural de una banda de Palmares, Desorden Siniestro, y luego con la magia semirural de unos cartagos soñadores: Mari Navarro y Xavi de la Cruz.
La historia de Los Acetatos en el bar La Chicha se convierte en la búsqueda frenética por los orígenes obreros del rock local, mientras la banda Capitán Rooster busca cerrar el espacio entre el cerebro de los fans y la bocina de los amplificadores desde un Barrio México convertido por ellos en un Detroit tropical.
Papín y los Perrobots es la historia de los que no se rinden, de los que van dejando escuela con cada proyecto nuevo que emprenden. Con ellos y con Las Robertas, Fo León aprende a pensar de manera distinta la música, la escena musical y su propia vida.
El libro contiene necesariamente algunas omisiones: falta el rock de los 80, la electrónica de los 90 y todo el heavy metal . Claramente, este libro no es una historia general del rock tico, sino una crónica personal de ciertas tendencias que el autor persigue.
Parentescoa
En una página genial de Marcelo Cohen, DJ Spooky se preguntaba: “¿Qué música da esta tierra de sueños rotos y culturas que son añicos de culturas?” Responder a esa pregunta parece ser una de las motivaciones detrás de Perra Pop. Mixtape .
En ese sentido, el libro viene a complementar el indispensable ensayo de historia cultural Quítate la paja del ojo: Una visión del rock tico en siete estaciones , escrito a cuatro manos por Darren Mora y Ana María Parra, aparecido en el 2008 en el libro Cartografías sonoras , una compilación de Otto Castro, editada por Perro Azul y el Centro Cultural de España.
La forma en la que está compuesto, y la sensación de viaje en el tiempo que genera, hace que este libro sea el hermano tico de ese clásico de las historias del rock , Mystery Train: Imágenes de América en el Rock 'n' Roll (1975), de Greil Marcus. Nunca debería dejar de editarse. Las lecciones que ofrece siguen plenamente vigentes.
Al igual que Nuestra banda podría ser tu vida , la gran crónica del punk ochentero escrita por Michael Azerrad, Perra Pop. Mixtape celebra una ética y recupera una historia, y uno casi imagina ya a decenas de adolescentes que, después de leer el libro, conseguirán un bajo y unos platillos y empezarán a montar sus bandas.
Esta es una obra con la que pueden empezar muchas cosas, y que viene a cerrar la brecha entre una escena musical dispersa en el tiempo (pero unificada en la historia) y un público que nunca ha acabado de asumir su rol de identificación y cuidado en esa escena.
Es difícil concebir, a partir de ahora, una historia de la música, la vida urbana y hasta la contracultura en Costa Rica que no tome a Perra Pop. Mixtape como referente.