Edgardo Moreno Robles es microbiólogo y ha dedicado casi 40 años a la investigación científica y a la docencia en la UCR y en la UNA. Moreno hizo su posdoctorado en el Instituto Max Planck de Alemania, ha sido presidente de la Academia Costarricense de Ciencias y ha recibido importantes reconocimientos, como la designación de Catedrático Humboldt .
Además de ser un apreciado investigador, Moreno desea compartir sus conocimientos con todas las personas, por lo que escribe artículos en Áncora sobre los asuntos más diversos de las ciencias, con claridad y buen humor.
La Editorial Tecnológica acaba de publicar Humanos y monos: Ensayos sobre la ciencia y sus manías , recopilación de sus artículos, pero ampliados, con dibujos de Osvaldo Baldi . Sobre el libro y la ciencia conversamos con Edgardo Moreno.
–¿Por qué deseó reunir sus artículos en un libro?
–Los ensayos fueron acumulándose, y de repente me di cuenta de que tenía audiencia. Un día, recibí el correo de una señora, quien me confesó que no había podido estudiar en la universidad, pero quería saber más sobre este tipo de temas. Fue entonces cuando me surgió la idea de reunir los ensayos en forma de libro.
–¿Cuál es el valor de la divulgación científica?
–La ciencia es parte de la cultura y una rama esencial del conocimiento, y no se puede pasar por el mundo ignorándola. Si la gente no se interesa por comprender cómo funciona la naturaleza, tiende a volverse supersticiosa y susceptible al engaño y a la dominación. La ciencia nos hace más libres y menos dispuestos a incurrir en errores y formas violentas. Además, nos ayuda a relacio-narnos de manera más compresiva y sana con nuestros semejantes y el ambiente.
–Para algunas personas, la ciencia no es confiable porque “todo es relativo”...
–Cuando la gente se sube a un avión, prende un bombillo o ingiere una pastilla contra el dolor de cabeza, confía en el conocimiento científico que hay detrás de esos desarrollos tecnológicos.
”Sin embargo, la gente también sabe que el avión puede desplomarse, el bombillo fundirse y la pastilla causarle acidez. Aun así, confía porque la ciencia ha enseñado que la probabilidad de que esos inventos fallen es mucho menor que la probabilidad de que funcionen correctamente.
”La ciencia ofrece diferentes grados de confianza según el estado del desarrollo de cada disciplina. Hay leyes “infalibles”, como la ley de la gravedad y la segunda ley de la termodinámica. Sin embargo, también hay teorías e hipótesis que están en revisión permanente.
”Algunas disciplinas, como la física, brindan un grado de confianza muy alto; otras, como la psicología, uno más bajo. Esto se debe a la complejidad de los sistemas. Entender el cerebro es más complicado que entender el Sol”.
–¿Es la ciencia una más de las formas de conocer la realidad?
–La ciencia es la única forma de entender la realidad porque es la única disciplina que la investiga y procura explicarla mediante un método que permite un valor predictivo alto y comprobable.
”Hay fenómenos naturales extremadamente complejos y hermosos que surgen como consecuencia de las interacciones de las fuerzas del universo, la materia y su evolución. Uno de estos fenómenos es la vida, que nos asombra.
”Otro de aquellos fenómenos es la mente, capaz de crear conceptos que no existían, como la música, el arte, las matemáticas o la robótica, e incorporarlas a la naturaleza como formas nuevas y emergentes.
”Para quien cree en la metafísica, la que expreso sería una respuesta soberbia. Sin embargo, no hay imaginación capaz de superar la realidad del universo. Somos animales diseñados para ver patrones, pensar y entender el entorno; no podemos escapar de nuestro destino evolutivo”.
–Algunos científicos han escrito para el público amplio: ¿a cuáles recomendaría?
–Me gustan particularmente el evolucionista y naturalista Stephen Jay Gould , el bioquímico Isaac Asimov , el físico y filósofo Roger Penrose , y el epistemólogo Mario Bunge .
–¿Cuáles aficiones no científicas tiene usted?
–El arte me gusta; además, estoy casado con una activista e historiadora del arte, por lo que no me queda más remedio... Me gusta leer, conversar con los amigos y jugar con los nietos. Alguna vez intenté la música y el deporte, pero mis atributos eran mediocres. Ante esta perspectiva, me dediqué a algo más fácil: la ciencia.