París. EFE. París dedica la primera gran exposición en Europa al artista chino Yue Minjun, con cuarenta cuadros y cien dibujos que repasan la iconografía irónica y llena de color y los personajes de risa enigmática que pueblan su obra.
Cuando uno piensa en el trabajo de Minjun (Daqing, 1962), lo primero que le viene a la mente es el color azul celeste, seguido de curiosos autorretratos, de ojos cerrados y sonrisas gigantes que casi desfiguran su cara, en una estampa surrealista a todo color.
No obstante, la Fundación Cartier para el Arte Contemporáneo, que acoge la muestra hasta el 17 de marzo, apunta que “la estética de su obra es singular y compleja y se zafa de toda interpretación”.
Con esta exhibición se pretende acercar al público la trayectoria de un autor cuya fama contrasta, según Cartier, con su discreción.
El pintor empezó a definir su estilo en 1990, coincidiendo con la apertura económica china al mercado mundial, lo que animó a él y a otros jóvenes artistas a romper con el “realismo social” e iniciar algo nuevo: el “realismo cínico”, más acerbo y menos idealista, y del que Minjun es considerado uno de los principales representantes.
Para la Fundación, su trabajo está fuertemente vinculado a la historia de su país, desde una perspectiva “irónica y decepcionada del contexto social de la China contemporánea y la condición humana en el mundo moderno”, que Minjun combate con “uno de sus temas recurrentes: la risa”.
El propio Minjun afirma en el catálogo de la exposición que “sonreír, de reír para ocultar la impotencia, tiene gran importancia” para su generación, y según Cartier, manifiesta esa idea a través de “unos códigos de lo grotesco”, ricos en color y con múltiples autorretratos.