Cualquier fanático de la música sabe que hay una veintena de maneras de encontrar nuevas canciones en Internet: revisar listas de reproducción de otros usuarios, escuchar radios en línea y entrar a sitios que sugieren qué música escuchar, entre otras.
Ocurre lo mismo cuando se quieren descubrir videos y películas. Sitios como Netflix le ofrecen frecuentemente al usuario sugerencias de comedias o películas de terror con base en películas vistas por él anteriormente, porque “adivinan” sus gustos.
Pero, hasta ahora, no había una guía similar para que los amantes del arte buscaran descubrimientos en línea al estilo de “si le gusta la obra del artista Jackson Pollock, podría disfrutar también de las creaciones de Mark Rothko”.
Por eso fue que nació Art.sy, una iniciativa cuya versión pública vio la luz recientemente.
Consiste en una extensa recopilación de imágenes de bellas artes con sus respectivas explicaciones al alcance de un clic y presume que, ya que el público gusta mucho de sitios de imágenes como Tumblr y Pinterest, ahora está listo para pasar horas revisando lienzos y esculturas en sus monitores y tabletas.
Después de dos años de pruebas en privado y millones de dólares de inversionistas, que incluyen a algunas celebridades en los mundos del arte y la tecnología, el sitio pretende hacer por el arte visual lo que Pandora hizo por la música y Netflix por la cinematografía: ser una fuente de descubrimiento, placer y educación.
La iniciativa. Con 275 galerías y 50 museos e instituciones como socios, Art.sy ya ha digitalizado 20.000 imágenes en su sistema de referencia, al cual llama el Proyecto de Genoma Artístico.
Para hacer sugerencias exitosamente, se “debe enseñar a las computadoras juicio humano experto”, un proceso que inicia con el etiquetado. ¿Cómo? Lo que hacen es dar a una máquina códigos para que pueda diferenciar entre un retrato del Renacimiento y una pintura modernista, y luego seleccionar entre una lista enorme de obras de diferentes períodos, procedencias y tipos, haciendo comparaciones y trazando conexiones.
Matthew Israel, doctor en Arte y Arqueología del Instituto de Bellas Artes de la Universidad de Nueva York, encabeza a un equipo de 12 historiadores de arte que deciden cuáles son esos códigos y cómo deberían aplicarse.
Según Israel, de 34 años, a estas etiquetas se les bautizó como “genes” y ya el sistema reconoce unos 800 de ellos y sigue sumando. Cada gen denota cualidades bastante objetivas, como el período histórico y la región de donde procede la obra y si es figurativa o abstracta, o pertenece a una categoría establecida como cubismo, retrato flamenco o fotografía.
Conforme se aplican las categorías, a cada una se le asigna un valor entre 1 y 100: un Andy Warhol podría calificar algo en la escala de arte pop, mientras que un post-warholiano se clasificaría diferente, dependiendo de las influencias.
El software puede ayudar a filtrar las imágenes con base en cualidades visuales básicas como el color, “pero el alma del juicio es humana”, reconocen los promotores de esta iniciativa.
“¿Cómo se va a seleccionar algo que muestra ‘calidez’ con una máquina? Eso no lo hacemos”, dijo Daniel Doubrovkine, quien está a cargo de la ingeniería en Art.sy.
Ir más allá. Con un catálogo que comprende piezas del Museo Británico, la Galería Nacional en Washington, el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles y el Museo Nacional de Diseño Cooper-Hewitt en Manhattan, Art.sy pretende hacer conexiones entre obras de arte que son aparentemente de mundos diferentes, dice Carter Cleveland, director ejecutivo y fundador de Art.sy.
Cleveland, de 25 años, dice que tuvo esa idea cuando era alumno de último año en la Universidad de Princeton y no podía encontrar una pieza de arte agradable para decorar su dormitorio. Entonces, tuvo que ingeniárselas para buscar, comparar y aprender de arte por diferentes vías.
Fue así como nació el proyecto que ahora tiene inversionistas como Eric Schmidt, de Google, y Jack Dorsey, de Twitter, así como John Elderfield, excurador de pintura y escultura en el Museo de Arte Moderno.
Eso sí, Art.sy no es aún la mejor opción. Según sus críticos, el Proyecto de Arte de Google, otro depósito de imágenes, tiene casi el doble de su tamaño. Además, hay poco sobre arte griego y romano.
A Robert Storr, de Yale, le preocupa que los huecos en la base de datos se llenen con cosas equivocadas. “Este lugar está salpicado de arte terrible hacia el que nadie debería ser dirigido”, advirtió.