México entró en ebullición. Del rebullir hay noticias, pero pocas y marginales porque los medios concentran su atención en la nota sensacionalista. En lo cultural, esto ha sucedido en tiempos recientes:
“Dejó de ser asombroso” (1) que los tenores mexicanos Ramón Vargas, Francisco Araiza, Rolando Villazón, Fernando de la Mora y Arturo Chacón-Cruz se presenten en la Scala de Milán.
Luis Chapa ya ha interpretado dos Otelos en Friburgo, Alemania. En 2012, el Iago de la ópera de Verdi también fue mexicano: el barítono Juan Orozco. En 2013, Alondra de la Parra recibió el Premio Dirección de Orquesta del Festival Mecklenburg-Vorpormmern en Alemania.
En cuanto a música popular, desde 2012 el mariachi forma parte de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, junto con otras seis manifestaciones culturales mexicanas. Para no cantar mal las rancheras, el género explora nuevas posibilidades: en el Théâtre du Châtelet, de París, se llevaron al cabo representaciones de la ópera mariachi Cruzar la cara de la Luna, del compositor Pepe Martínez, con la interpretación del Mariachi Vargas de Tecalitlán. Los chilangos (el gentilicio que vale por lo que “chepe” es a “josefino”) Jesse & Joy acaban de ganar el Grammy, como lo hizo dos veces Café Tacuba por su álbum Sino.
En danza, Elisa Carrillo debutó como prima ballerina en el Ballet de Berlín. Antes lo hicieron Lupe Serrano en el American Ballet Theatre de Nueva York, Luisa Díaz en el Béjart Ballet de Lausana, y Elena Carter en el New Zealand Ballet. En 2007, el bailarín y coreógrafo mexicano Fidel Jaciel Neri Juárez ganó el premio del público del Tercer Festival Internacional de Danza de Düsseldorf. Bianca Marroquín hizo el papel de Roxie en Chicago , musical de Broadway.
Letras y ciencias. En literatura, “se ha vuelto normal que Le Monde comente libros mexicanos traducidos al francés” (1). En la lista “ Cien mejores libros de todos los tiempos”, preparada por el Club de Libros de Noruega a partir de una encuesta entre 100 escritores de 54 países diferentes, aparecen cinco obras de literatura en lengua española. Una es Pedro Páramo, de Juan Rulfo.
Según la lista de 100 mejores novelas en español del siglo XX , preparada por el diario El Mundo en 2001, seis las escribieron mexicanos (en la lista hay 27 libros latinoamericanos), sea por nacimiento, sea por naturalización.
Aunque Max Aub nació en España y Augusto Monterroso en Guatemala, también son mexicanos pues a México acudieron, en momento de necesidad. Eres de donde naces, pero también de donde te haces.
Aub y Monterroso son ejemplo de la numerosa inmigración (argentinos, chilenos, cubanos, españoles) que enriqueció a México en el siglo XX. Los varones y las mujeres que lo escogieron como patria de elección han contribuido con largueza para calentar la cultura mexicana hasta los 100º C.
En Cannes, Alejandro González Iñárritu ganó el premio a la mejor dirección en 2006 con Babel . Luis Reygadas lo hizo en 2012 con Post Tenebras Lux . En el mismo festival, Elisa Miller ganó la Palma de Oro al Mejor Cortometraje por Ver llover.
El laberinto del fauno , de Guillermo del Toro , recibió un aplauso de 22 minutos, ganó dos Oscar, y siete Goya en España. Además, fue una estupenda inversión, con un rendimiento de 300%. Emmanuel Lubezki y Demián Bichir estuvieron propuestos al Oscar en 2012. Francamente, ya dejó de ser noticia que Gael García Bernal protagonice otra película de Hollywood.
Tatiana Bilbao obtuvo el premio de arquitectura de la Berliner Kunstakademie. Los coheteros de Tultepec obtuvieron el primer lugar en la competencia internacional de juegos pirotécnicos de Hannover. Gabriel Orozco expuso en la Tate Modern Gallery (Londres) y en el MOMA (Nueva York).
El poeta Javier Sicilia fue señalado mundialmente entre los Personajes del Año de la revista Time . La investigadora Evangelina Villegas obtuvo el Premio Mundial de Alimentación de la FAO; el neurobiólogo Arturo Álvarez Buylla, el Premio Príncipe de Asturias.
Mario Molina recibió el Premio Nobel de Química, como antes Octavio Paz (de Literatura) y Alfonso García Robles (de la Paz). José Emilio Pacheco obtuvo el Premio Cervantes, como antes Paz, Carlos Fuentes y Sergio Pitol.
La Universidad Nacional Autónoma de México obtuvo el Premio Príncipe de Asturias, como antes la revista Vuelta , el Fondo de Cultura Económica y El Colegio de México; pero los mexicanos no solamente ganan premios por su labor intelectual: Ximena Navarrete fue Miss Universo en 2010.
Labor común. Si se considera que cultura es más que el cultivo de mente y espíritu, a México tampoco le ha ido mal. Un mexicano, Juan Manuel Márquez, fue quien por fin pudo noquear al filipino invencible Manny Pacquiao. En los Juegos Olímpicos de Londres, México le ganó la final de futbol nada menos que al Brasil. En 16 campeonatos mundiales de frontenis, la pareja mexicana ha ganado 15 veces. En la modalidad femenil, de seis campeonatos, México ha ganado seis, dejando en segundo lugar a la Argentina, Francia y España.
En la pretemporada de Ligas Mayores de Beisbol, 18 mexicanos se preparan para jugar. Solamente la República Dominicana y Venezuela tienen más jugadores.
Muchos otros deportistas, artistas, escritores y científicos mexicanos “son de clase mundial” (1).
México avanza, y avanza por lo que hacen millones de mexicanos. Gran parte del mérito es de una sociedad más organizada, más activa: de grupos de ciudadanos que ven con claridad el interés público y cabildean por los derechos del consumidor, la protección ambiental, los juicios orales y muchas otras cosas. “Los grupos de ciudadanos que se especializan en un tema de interés público y presionan para que se atienda son una novedad reciente y creciente” (1).
En esta lista, quizá pueda advertirse un patrón: como la economía, la cultura mexicana se globaliza. Artistas, escritores e intelectuales dejan de trillar sobre temas nacionalistas pues su patrono principal ya no es el Estado, sino las organizaciones internacionales que se encargan de festivales, museos y editoriales. Parece que los beneficios de la apertura de los últimos veinte años no son únicamente materiales.
Otro patrón es que los mexicanos carecen de Gran Director. El conjunto no es obra magna del gobierno mexicano. También falta el Gran Productor, y no lo paga el dinero del magnate Carlos Slim.
Algunos avances se financian con dinero público, otros con dinero privado, en una sana mezcla de fuentes de financiamiento: “el sacrificio personal, la familia, los mecenas, el mercado y el Estado” (2).
En ausencia de Director y Productor, estos avances florecen en un ambiente de libertad creadora, que se respira en ámbitos tan dispersos y diversos como el complejo y complicado México contemporáneo. El “centro sin centro de la cultura” (1) es otro más de los resultados de la muerte del “sistema”, que “entró en coma en 1997 y falleció en el 2000” (3). Estos avances son fruto de la democracia mexicana, “llena de defectos, limitaciones, manipulaciones” (3), pero, a fin de cuentas, democracia.
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Fuentes. Este artículo sigue a México avanza, de Gabriel Zaid (http://www.letraslibres.com/blogs/articulos-recientes/mexico-avanza), añadiendo nombres y cifras.
1. México avanza
2.Gabriel Zaid, Dinero para la cultura , Debate, México, 2013.
Enrique Krauze, La poca memoria (http://www.letraslibres.com/blogs/blog-de-la-redaccion/la-poca-memoria)
El autor es escritor y director del Instituto de México en Costa Rica.