Así lo afirmaron ayer expertos de Argentina, Brasil, Chile y México, entre otros.
“En materia de riesgos de desaparición están todas las lenguas indígenas” , alertó el académico de la Universidad de Brasilia Aryon Dall’Igna Rodrigues, una autoridad en estudios sobre lenguas amazónicas.
Los especialistas participaron ayer ante más de 100 personas en el IV Encuentro de Lenguas en Peligro, celebrado en el Museo de Antropología de ciudad de México, en el marco de la XXIII Feria del Libro de Antropología e Historia. Rodrigues explicó que en su país, por ejemplo, hay alrededor de 180 lenguas indígenas de las 1.200 que debían existir en tiempos de la colonización portuguesa en el siglo XVI.
De ellas, 140 tienen menos de un millar de hablantes y hay algunas, como un caso extremo en Paraná, que hablan solo dos personas, ambos ancianos, uno de los cuales es sordo.
La excepción por ser la más hablada es la ticuna, usada aún por unos 21.000 habitantes del noreste de Brasil y por otros 9.000 colombianos y peruanos, pero junto a ella hay muchas con una menor vitalidad y aquejadas además por un problema: que la Constitución del país suramericano “solo reconoce una lengua oficial” , el portugués. “Esto contribuye de manera enorme, terrible, para forzar a los indígenas a cambiar de lengua” , dijo.
La directora de Investigación, del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas de México (Inali), Rosa María Rojas Torres, coincidió con Rodrigues en que “hablar de lenguas en peligro es hablar de lenguas indígenas” .
Explicó que en México, con unos seis millones de hablantes de alguna de las 11 familias linguísticas que hay, de las que derivan 68 agrupaciones linguísticas y 364 variantes, la cifra de hablantes de esas lenguas va “a la baja” .
A la gran diversidad de lenguas que existen y que conforman un panorama de intervención muy complejo, hay que sumar un fuerte “desplazamiento linguístico”, consistente en que las lenguas minoritarias son cada vez habladas por gente de más edad y, en consecuencia, el conocimiento de estas “no se transmite a las nuevas generaciones” .
Por ello, Rojas demandó que los estudios que se hagan “para tomar decisiones sobre cómo atender las lenguas en riesgo nacionales opten por el estudio in situ, más que por las estadísticas, para que las decisiones sobre los programas de apoyo linguístico que se introduzcan las tome la propia comunidad afectada”.
Pedro Viegas Barros, de la Universidad de Buenos Aires, dijo, sobre la base de datos del 2001, que “más de 600.000 personas se reconocen como pertenecientes a pueblos indígenas ‘argentinos’ o lo son en primera generación”.
“Ese es el triste panorama actual de un contexto donde quizás unas 125 lenguas llegaron a existir en tiempos de la Colonia en lo que ayer es Argentina, las cuales se fueron perdiendo progresivamente, como ocurrió en el resto del subcontinente”, agregó.