El gran libertador, el héroe infalible también lloró por amor; también fue débil y murió en decadencia. Pero esa es la cara de Simón Bolívar que pocos conocen, es el rostro humano que nos mostrará la obra de teatro Bolívar y Manuela, los pasos de la nostalgia.
El dramaturgo Sebastián Ospina presenta el ocaso del militar venezolano, en un montaje que protagoniza con María León, y sobre el que ambos actores colombianos hablaron con Viva antes de su estreno en el Festival Internacional de las Artes 2012.
¿Bolívar y Manuela es una obra solo para Suramérica?
María León: Esta obra los tiene a ambos como seres humanos, es una historia de amor que tuvo su momento cumbre y después momentos de soledad. Es una obra para cualquier nación, cualquier ser humano, cualquier época...
Sebastián Opsina: La historia que contamos es la de un Bolívar romántico, el de las cartas de amor que le escribe a Manuela Sáenz; ellos tienen una relación que dura ocho años, pero es casi epistolar, porque él se la pasaba recorriendo la Cordillera de los Andes, llevando su movimiento emancipador.
¿Es una cara desconocida y débil del gran libertador?
León: No es el héroe de las estatuas, el infalible; es el ser humano, que cometió errores, que tuvo aciertos, que amó, vivió sus soledad, sus derrotas.
Ospina: Es un Bolívar de carne y hueso, uno con el que yo, como artista, puedo identificarme. Tiene esa paradoja del ser humano que puede concebir, con la imaginación, mundos que la realidad no puede brindar. Era un utopista.
¿La obra pierde entonces su contenido histórico?
Ospina: Lo maravilloso del texto de Víctor Paz Otero, en el que se basa la obra, es que está fundamentado en lo histórico, son hechos fieles a la documentación, pero es un Bolívar que la gente no verá en un tratado de historia, va a ver algo parecido al Ricardo III, de Shakespeare, un drama de pasiones humanas.
¿Cuáles referentes históricos tiene la obra?
León: El viaje de Bolívar por el río Magdalena, cuando llega a morir a Santa Marta, ese es el recorrido real con intervalos de sus recuerdos y evocaciones a Manuela.
¿Son sus últimos años de vida?
Ospina: Es un Bolívar consumido por la tuberculosis, escupiendo sangre, desterrado político de las naciones que ayudó a liberar. Un Bolívar que ha caído en desgracia, y eso lo hace una figura dramática. Su parte romántica es que, en ese viaje, se refugia en la memoria de su amante y le cuenta sus tribulaciones físicas y el desencanto por la debacle de sus sueños políticos.
¿Manuela se convierte entonces en un bastión para él?
León: Para su época, Manuela es una transgresora: fuma tabaco, viste militar, monta a caballo, es feroz en el combate. Además, trató a sus esclavas como amigas y desde niña tuvo esos sueños que luego la conectan con Bolívar.
¿Qué representa meterse en los pies de esos personajes?
León: Para mí lo importante es representar a la mujer, una Manuela enamorada, que además de amar a Bolívar, comparte sus sueños de libertad; es una mujer capaz de llegar hasta el fin por ellos.
Ospina: Es la oportunidad de expresar muchas cosas que siento como artista. Uno cabalga también sobre sueños en el campo del arte que, como Bolívar, a veces chocan contra la adversidad.