Para la cultura popular, es un momento para embromar y socialmente permitido para tomarle el pelo al prójimo. Sin embargo, al celebrarse hoy el Día de los Inocentes, también se evoca la masacre de bebés ordenada por un rey, cuya brutalidad está bien documentada.
El 28 de diciembre, según la Biblia, se recuerda la matanza de menores de dos años ordenada por el rey Herodes I el Grande, luego de que “hombres sabios de Oriente” le anunciaron que había nacido el rey de los judíos y venían a rendirle tributo.
Solo el Evangelio de Mateo recoge la historia. Según el relato bíblico, la noticia del Nacimiento de Cristo inquietó al rey quien, al enterarse, ordenó a sus sacerdotes y escribas localizar dónde había nacido el Niño. Le dijeron que en Belén de Judea.
El evangelista agrega que el rey llamó a continuación a los hombres sabios de Oriente para solicitarles más detalles sobre la estrella que los venía guiando y, de paso, dirigirlos a Belén.
El monarca también les ordenó volver ante él con la dirección exacta donde se hallaba el recién nacido, pues deseaba acudir al punto a adorar al Niño.
No obstante, a los visitantes se les avisó en sueños no volver a donde Herodes, por lo cual, los caminantes de Oriente se regresaron a su tierra siguiendo otra ruta. Burlado e hirviendo en furia, Herodes mandó a asesinar a todo niño menor de dos años en Belén y alrededores, para evitar que otro le arrebatara el trono.
También José, esposo de la Virgen María, fue alertado en sueños del afán homicida del rey, por lo cual recibió indicación de ocultarse en Egipto.
Esa es la historia según la Biblia. No obstante, fuera de ese libro, ninguna referencia histórica adicional sustenta que la matanza ocurriera. Incluso, historiadores modernos dudan del hecho.
“Recordemos que la Biblia no es un libro de historia, es un libro de fe”, explicó el sacerdote Fernando Alberto Vílchez, especialista en historia eclesiástica y párroco de la Inmaculada Concepción de Heredia.
Vílchez opina que al recordarse una matanza de niños, la evocación del hecho pudo derivar en algo menos aterrador, como gastar bromas a otros “inocentes”.
El martirio. Profesor de Historia de la Iglesia en el Seminario Nacional, Vílchez recordó que la Iglesia celebra esta fecha por su simbolismo, por el tema del martirio.
En este caso, el martirio de inocentes se interpreta en la óptica católica “como una gracia de Dios que alcanza a niños quienes, aún sin plena conciencia, dan su vida en nombre de Cristo”.
Vílchez agrega que alabar a Dios por la sangre de niños inocentes deja de parecer un absurdo para quien mira con fe al cordero Jesucristo, quien “triunfa sobre a la muerte con su Resurrección. Así, la muerte para el creyente no es una debacle”.
El otro martirio ligado a la fecha, sufrir bromas gratuitas, es una interpretación popular cuyo origen o explicación escapa a los estudiosos de la fe, agregó.