Como lo hacía regularmente, el joven artista entregó su tira cómica Pi-Pío a Constancio Vigil, presidente y dueño de la Editorial Atlántida, productora de la revista Billiken . Con cierto recato, el chico le pidió a don Constancio una opinión sobre su obra. El editor lo miró con amabilidad y le dijo: “El primer lector de Pi-Pío que usted tiene en la Argentina soy yo”. Años más tarde, Manuel García Ferré recordaría esta anécdota como uno de los más importantes estímulos que lo motivaron en sus años mozos a continuar con redoblados bríos su naciente carrera de historietista.
A lo largo su vida artística, el desbordante genio creativo de este gallego afincado en la Argentina marcó todo un hito en la producción editorial y de los dibujos animados de Hispanoamérica. Se convirtió en un icono para niños de nuestros países y de algunos de Europa y el cercano Oriente, donde se difundieron sus películas y series animadas.
Por eso, la noticia de su muerte, ocurrida el 28 de marzo, cayó como un balde de agua fría entre el gremio de dibujantes y animadores de todo el mundo, y entre los millones de personas que crecieron bajo la influencia de sus muchos personajes infantiles, como el pollito Pi-Pío, Hijitus, Larguirucho, Pucho, Neurus, Anteojito, Antifaz, Calculín, Trapito, la bruja Cachavacha, Pan Triste y –quizás el más célebre de todos– Petete y su famoso “libro gordo”.
Del exilio el éxito. Manuel García Ferré nació en Almería, España, el 8 de octubre de 1929, en años previos a la guerra civil española. A los 17 años se trasladó con su familia a Buenos Aires huyendo de la miseria que imperaba en su país como consecuencia de la guerra. Una vez en la Argentina, el joven Manuel ingresó en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires, pero su inveterada pasión por el dibujo y la caricatura lo llevó a dedicarse a estas actividades.
Comenzó así trabajando en agencias de publicidad mientras estudiaba para ser arquitecto. Su primer personaje de tira cómica fue Pi-Pío, un pollito cuyo distintivo era una especie de “vestido” conformado por el cascarón que se le había quedado atascado en el cuello al nacer. Esta historieta se publicó semanalmente entre 1952 y 1959 en la revista infantil Billiken . Como amigos de aventuras de Pi-Pío, García Ferré creó los personajes Calculín, Oaky e Hijitus, los cuales más tarde independizó para darles vida propia.
Para ello, don Manuel fundó una empresa. En el año 1963, el director del Canal 9 lo llamó a fin de proponerle hacer una revista infantil. De esta forma, sus personajes de Anteojito y Antifaz le dieron vida a la revista para niños titulada Anteojito . Esta llegaría a competir de tú a tú con la poderosa Billiken , alcanzado una venta de 300.000 ejemplares semanales.
El éxito permitió a García Ferré formar un gran equipo de dibujantes para crear largometrajes y series de televisión con todos sus personajes.
En 1967 su espíritu pionero la llevó a presentar Las aventuras de Hijitus , el primer superhéroe gaucho, cuyo gran sombrero le daba superpoderes. Esta fue la primera serie animada de la Argentina y alcanzó un gran éxito en toda Latinoamérica.
Empresario multifacético. La gran capacidad creativa de este artista se alimentó en una peña artística a la que concurrió en Almería durante dos años antes de emigrar a la Argentina. A esas reuniones asistían poetas, pintores, escritores, músicos y escultores. El joven Manuel asistía solo como observador, pero aprendió de las experiencias de vida de los contertulios y luego las vertió en sus muchos personajes, y a cada uno lo caracteriza un rasgo especial. En el caso de Calculín era la inteligencia; en Pi-Pío, los sentimientos.
Hijitus reflejaba la bohemia que García Ferré llevaba en lo más hondo de su ser. Hijitus es un niño de gran sombrero que arrastra latitas detrás de sí: de este modo, el artista rescató el recuerdo de su infancia, cuando, durante la guerra civil (1936-1939), improvisaba juguetes con objetos sencillos.
Gran parte de las producciones editoriales y para la televisión de García Ferré se caracterizaron por su contenido altamente educativo. La revista Anteojito se publicó en forma ininterrumpida durante 37 años y llevaba ese carácter.
Sin embargo, el mayor hito en este campo lo logró García Ferré en la década de los años 70 con la revista El Libro Gordo de Petete , llevada luego a la televisión con la actuación de la actriz Gachi Ferrari. Ella aparecía animando la serie al lado del personaje Petete, un simpático pinguinito de la Patagonia.
Hacia el mundo. El resonante éxito de El libro Gordo de Petete llevó a García Ferré a estaciones de televisión de Suecia, Alemania, España, Portugal, toda Sudamérica, Israel y algunos países árabes.
En el año 2008, García Ferré visitó Pekín solicitado por la televisión de China. La directora de la programación infantil le ofreció comprar la serie de Petete a condición de que don Manuel se estableciera en Pekín para formar un equipo de producción que sacase la serie con modelos y libretos adecuados a la República Popular de China.
El objetivo de esa invitación era dar educación básica, a través de esa serie didáctica, a cerca de 700 millones de campesinos casi analfabetos. La propuesta tentó a don Manuel, pero, luego de consultar con su esposa, rechazó la invitación debido a la gran distancia que separa a la Argentina de China y por no descuidar su taller en Buenos Aires.
Larguirucho fue otro exitoso personaje de García Ferré que se popularizó al aparecer en la serie de televisión Hijitus (1967-1974). En 2012, este personaje apareció renovado y como protagonista de una película animada que incorporaba personajes reales. La cinta se tituló Soledad y Larguirucho e incluyó la actuación de Soledad Pastorutti; el director fue Néstor Montalbano. La película se estrenó en Buenos Aires el 5 de julio del 2012.
El historietista nacional Juan Díaz, autor del personaje Glupy, nos confiesa la gran admiración que siente por las historietas que aparecían en la revista Anteojito , que él compraba en librerías de San José entre los años 1975 y 1978.
A Díaz lo sorprendía la gran calidad y la originalidad de los dibujos de Anteojito , así como su contenido. Junto con El Libro Gordo de Petete era de lo mejor de esa época, opina el artista nacional.
García Ferré gustaba de trabajar en equipo. Él aportaba las ideas básicas originales, y sus colaboradores las enriquecían con sus propias creaciones. En el locutor Pelusa Suero, el dibujante encontró a uno de los más grandes creadores de voces. Por ello trabajaron juntos durante muchos años.
El 28 de marzo de este año falleció a los 83 años después de habérsele realizado una operación cardiaca en el Hospital Alemán de Buenos Aires. Manuel García Ferré dejó un gran legado y un enorme vacío en el mundo de la animación latinoamericana.
El autor es historietista y director de los movimientos artísticos La Pluma Sonriente y La Pluma Comic