Cuando más importante es quedar bien ante otros, siempre algo sale mal; esa es una experiencia que Elia Arce , actriz y directora costarricense radicada en Estados Unidos, experimentó en la presentación de
Para la artista, era la primera vez que mostraba uno de sus
Pese al fallo, la audiencia agradeció con su aplauso y hasta flores le entregaron a la herediana.
En su camerino explicó que sentía un sinsabor por los fallos técnicos, en especial porque la última escena era visualmente significativa para ella. Pero, de igual forma, fue un momento de mucha alegría, porque luego de más de dos décadas de carrera, al fin uno de sus
Cuando, finalmente, apareció en escena, la audiencia se encontró con una mujer vestida con el tradicional traje típico guanacasteco.
Su trabajo se alejó de las actuaciones donde el histrión habla de una forma que no parece natural en una persona; en cambio, se dirigió al público como vecina que cuenta una historia a un amigo.
Fue así como recordó las muchas ocasiones en que al igual que otros migrantes, ha planeado su regreso definitivo a casa.
En su
Una música con un aire de misterio acompañó a Arce, quien recordó cómo los uniformes de la Fuerza Pública costarricense eran aquellos que desechaban los ejércitos de otros países.
Sin que fuera o pretendiera ser una comedia, lo irónico del tono de la artista y lo ridículo que resulta imaginar a un policía tico con un uniforme para el desierto, generó las risas del público.
Sin dejar pasar la oportunidad de contar con un poco de humor, como algunas mujeres encuentran en el Caribe algo más que tranquilidad para su alma.
Su experiencia con el aborto, su reacción con el uso de la fuerza militar, la imposibilidad para llorar y el despojo de las tierras de los aborígenes americanos también estuvieron presentes.
Sin una historia lineal y sin una trama que tuviera un desenlace del personaje, Elia Arce ofreció al público imágenes y diferentes puntos de vista, los que cada asistente se llevó a su hogar para decidir qué dejarse de cada uno de estos.