19/01/2011 En las nuevas bodegas del almacn el Gollo en el Coyol de Alajuela esta la escultura del seor Edgar Zuiga /Alonso Tenorio (Alonso Tenorio)
El escultor Édgar Zúñiga (1950) se preguntó cómo debería ser el mundo que heredarán las próximas generaciones. La respuesta la plasmó como mejor podía hacerlo: creando una escultura.
Para el artista, los soportes de la sociedad futura deben ser el trabajo, la perseverancia, la pasión y el respeto por la naturaleza.
Esos cuatro valores se manifiestan en
Gracias a su tamaño y a la cercanía a la carretera, todos los que pasen por ese sector podrán apreciar la escultura.
“Todas las formas y símbolos que integran esta escultura son un canto a la fe, al trabajo, a la pasión y a la perseverancia”, dijo Zúñiga. “Todos ellos son necesarios para construir un mundo más humano y digno”, agregó.
La obra mide 6,5 metros de altura y 4 metros de ancho. Para elaborarla, el artista empleó concreto, agua, piedra virgen y acero de tipo
La base de la escultura es un cubo de concreto lleno de agua, que simboliza la Tierra. “En ese cubo están representados la honestidad, la integridad y la moralidad”, explicó Zúñiga.
El agua que brota y desciende del cubo simboliza la forma primaria de la materia y la fuente de todas las cosas del universo.
La pirámide –compuesta por una piedra virgen– simboliza la conexión del cosmos con el planeta Tierra. “El vértice de esa pieza representa el logro espiritual más alto; y los triángulos de los lados, el cielo, la Tierra y el hombre”, detalló el escultor nacional.
Sobre la pirámide, hay una estructura de acero con formas redondeadas, que parece abrazar una piedra ovoide. Esta piedra significa el origen y la continuidad de la vida en el planeta Tierra.
Para elaborar
Él recuerda que uno de los momentos más complicados fue la extracción de la piedra virgen, la cual se encontraba en el terreno en que está la escultura. Para hacerlo, debieron utilizar una grúa que soportara 125 toneladas de peso.
Su interés por la escultura apareció cuando era niño, reconoce. A los nueve años, él ayudaba a su madre, Consuelo Jiménez, en la creación de “pasitos”.
A los 16 años, el hoy artista creó su primer taller de imaginería religiosa, bajo la dirección de su padre, el también afamado escultor nacional Manuel Zúñiga Rodríguez.
Su padre fue el maestro de los principales escultores del país, como Juan Rafael Chacón, el
Édgar Zúñiga ha sido galardonado en varias ocasiones en Costa Rica y en el extranjero. Por ejemplo, en 1993 recibió el Premio del Público en la Primera Trienal Americana de Escultura, en Resistencia, Argentina.
Algunas obras suyas se encuentran en colecciones de personajes como el papa Juan Pablo II, la reina Beatriz de Holanda y la reina Isabel de Inglaterra. También las hay en museos de México, Estados Unidos y Corea del Sur.
Actualmente, el artista también exhibe