31/7/12, El rosario de Desamaprados, edificio patrimonial en el cual funcionarios evaluaron daos en la construccin de la iglesia del pueblo. en la foto foto Adrin Arias (ADRIAN ARIAS)
Don Bernán Hidalgo Mora, de 77 años, recuerda cuando allá por 1947 se empezó a levantar el templo de su querida comunidad El Rosario de Desamparados, San José.
“Lo que había era un ranchito cubierto con ramas y un techo de bambú. En ese tiempo no había caminos ni medios de transporte. Entonces, había que traer piedra y arena de los ríos Chirogres y Alumbre, en carretas jaladas por bueyes”, rememoró Hidalgo, quien trabajó como mayordomo del templo durante dos décadas.
Un par de años después, la iglesia con esqueleto de madera y forro de metal se erigía en honor a la Virgen del Rosario y como símbolo del tesón y la fe religiosa de los lugareños. Fue don José Chepe Robles, carpintero y ebanista, quien dirigió la construcción del templo.
La madera, de cedro y otros árboles, es el principal material de construcción y también fue extraída de bosques aledaños. El diseño arquitectónico sobrio y sencillo “corresponde a una tipología eclesiástica tradicional costarricense que aún se conserva en algunas zonas rurales”, consta en un informe realizado por el historiador Fernando González y el arquitecto Carlos Mena, del Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura.
Sin embargo, los años, la falta de mantenimiento, el comején, los murciélagos y la humedad han causado estragos en la pintoresca iglesia, que forma parte del patrimonio histórico-arquitectónico de Costa Rica desde julio del 2000.
Según lo define la Ley N.° 7.555, de Patrimonio, el propietario de un inmueble declarado es el responsable de su conservación. El templo de El Rosario es uno de los 57 edificios patrimoniales propiedad de la Iglesia católica en Costa Rica.
Consultado al respecto, el canciller de la Arquidiócesis de San José, Mauricio Granados, explicó: “La forma de custodiar los bienes eclesiásticos reside principalmente en los curas párrocos, quienes son los primeros responsables del mantenimiento de la infraestructura parroquial, incluidos los templos”.
De acuerdo con Granados, en el caso de las iglesias patrimoniales “se realiza el mantenimiento según las posibilidades de la comunidad parroquial o de la filial”.
Por su parte, el director del Centro de Patrimonio, Adrián Vindas, realizó una visita de inspección al templo el pasado 31 de julio.
“Descartamos problemas estructurales que podrían poner en riesgo a los feligreses. Los principales daños se deben al comején y a la humedad, que han dañado algunas piezas de madera. Su estado general de conservación es bueno y el deterioro que presenta es por falta de mantenimiento”, opinó.
Vindas aseguró que el Centro destinará ¢35 millones del presupuesto para el 2013 para una intervención urgente en el templo.
“Vamos a gestionar la apertura de un cartel de licitación dirigido a empresas de arquitectura o ingeniería que sean especialistas en restauración de edificios patrimoninales”, declaró el director. Además, es necesario fumigar e instalar un nuevo sistema eléctrico.