Este año, el animal capturado fue un macho de tres metros de largo, y estuvo en exhibición durante 24 horas en un encierro con una pileta, contiguo al salón comunal. Allí se aglomeraron miles de personas, que asistieron a presenciar esta tradición.
Las autoridades locales de la Fuerza Pública, de la Policía Municipal de Santa Cruz y del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) estuvieron vigilantes de que la actividad transcurriese en orden y que se cumplieran todos los requisitos en cuanto al trato del animal y otros aspectos, como que no se dejase basura a la orilla del río donde estaba el público.
Esta tradición consiste en que, cada Viernes Santo, los lugareños “desafían” a los reptiles que hay en los ríos aledaños al pueblo, como el Tempisque, Las Palmas, Charco y algunos esteros.
Un grupo de personas va en busca de un lagarto (el más grande que sea posible), lo atrapa, lo ata y lo lleva hasta el pueblo para exhibirlo como “trofeo” de su valentía de entrar a sus aguas.
Álvaro Cascante, presidente de la Asociación de Desarrollo de Ortega, organizadora del evento, declaró que se cumple con preservar esa tradición local y que la actividad busca, además, llevar un mensaje de conservación. “No maltratamos al animal; al contrario, lo cuidamos y le enseñamos a los visitantes cómo vive”, dijo.
La “lagarteada” también genera ganancias económicas para la comunidad. Por su parte, Francisco Ramos, administrador del Refugio Natural de Vida Silvestre Cipancí, dijo que están muy satisfechos con la forma como se realizó la actividad, y que los lugareños acataron las exigencias de las autoridades de conservación.
“Hubo mucha cooperación por parte de la asociación de desarrollo, la Policía Municipal y la Fuerza Pública. Se cumplió con todo lo establecido”, dijo Ramos.
El cocodrilo fue liberado ayer en la tarde y devuelto al agua. Según los organizadores, este espectáculo reúne entre 3.000 y 4.000 personas.