El Club Unión se fundó en San José en 1923 como una institución social, cultural y recreativa, la cual, en muchos aspectos, ha pasado a jugar un papel relevante en la historia costarricense. En este artículo nos interesa acercarnos a su rol en el desarrollo de la música popular del país, ya que desde sus orígenes el Club se destacó por la realización de recordados bailes y presentaciones artísticas diversas.
El 16 de setiembre del 1926, el diario La Nueva Prensa informaba sobre la presentación de la orquesta Unión, exclusiva del Club, para amenizar los bailes de aquellos años. La dirección del grupo musical estaba a cargo del maestro Héctor Beeche, pianista. En los violines se destacaban José Barrenechea, Alvar Antillón, Ricardo Pérez y José Marín. La sección de saxofones estaba a cargo de Aníbal Rojas y Rafael Castro. En las trompetas se escuchaban Mariano Prado e Ismael Cortés. El trombón de vara estaba a cargo de Luis Cerdas; en el contrabajo, el profesor Malaquías Jiménez y en la batería, José Quesada. Como curiosidad, aquella orquesta utilizaba un serrucho musical con José Quesada.
Se nota que el grupo no tenía cantantes ni participaban en su elenco las mujeres, aspectos típicos de la época. El repertorio consistía en valses, foxes, marchas, guarachas, pasodobles y algunos temas vernáculos de grato recuerdo.
Los músicos usaban el riguroso traje negro para la noche, con su respectivo corbatín de mariposa y, durante los almuerzos bailables, la agrupación llevaba una chaquetilla blanca y pantalón oscuro. Estas actividades del mediodía se extendían hasta las 2 p. m. y se conocían como free lunch , con la disponibilidad de la cantina y el restaurante.
La modalidad del Club de tener orquesta propia se abandonó en los años cincuenta y se comenzó a contratar orquestas, cantantes y conjuntos de moda, lo cual estimuló el desarrollo de nuestra música popular.
Agrupaciones populares
Durante los años 50, el panorama mundial de la música popular varió en toda América Latina, pues los géneros musicales del bolero, guaracha, danzón, pasodoble y otros se abrieron espacios en el gusto de la clase alta y, poco a poco, fueron incorporados en las actividades sociales de un segmento de la población que antes los tenía vedados.
De esta manera, los grupos que interpretaban estos géneros encontraron oportunidades de trabajo en locales de grupos sociales de elevados ingresos y, a la vez, se incrementaron los medios de difusión y promoción.
Lo que en apariencia fue un cambio administrativo en el Club Unión significó un ajuste de relevantes consecuencias, pues estimuló el desarrollo de esta actividad artística y favoreció un intercambio más activo entre los músicos y otros estratos sociales.
Durante los años 50, el Club Unión contrató a la orquesta American Melody, donde cantaban las voces de moda: Rafa Pérez como bolerista y Eduardo Blanco a cargo del repertorio tropical. En ese conjunto también participaron los músicos Guillermo Zumbado en las teclas: José María Cochecho Solís, Jorge y Mario Alfaro, saxofonistas; Ernesto White, bajista; Domingo Chumingo Jiménez y Virgilio Soto –conocido como Teodoro Picado por su parecido físico con el presidente de la República– en las trompetas.
Además, hubo otro paso hacia la apertura de su local hacia los grupos de música popular: la realización de los bailes típicos del 15 de setiembre para conmemorar la Independencia patria. Mostraban un ambiente más relajado, menos formal, e incluso la vestimenta de los asistentes se ajustaba a la celebración. Los sombreros, los pañuelos, los trajes típicos, banderas y otras expresiones eran utilizados por agrupaciones musicales emergentes, las cuales tenían un sello netamente popular.
Algunas fotografías del conjunto de Solón Sirias y su Tinaja Brass, durante la celebración de un baile típico, reflejan esa tendencia que significó una democratización del Club y la extensión de sus actividades hacia la comunidad.
El grupo España Cañí
En 1953 nos visitó un conjunto musical español que, por diversos motivos, se desintegró en el país. Para salir adelante, los extranjeros se unieron con músicos locales y formaron la agrupación España Cañí, en la que participaron Óscar Coca Piedra, percusión; Delio Sánchez, saxofón; José María Cochecho Solís, flauta, y Antonio Zapata, acordeón. Ese grupo tuvo una temporada en el Club Unión con un repertorio de música española y latinoamericana. En una imagen de la época llama la atención la pulcritud y el esmero de los uniformes que eligieron estos artistas para presentarse en el lugar.
En otro momento, el Club Unión escogió a un ensamble muy selecto de músicos costarricenses para animar sus actividades sociales. Se hizo una mezcla de voces masculinas y femeninas de primer nivel: las hermanas Chavarría, María Elena y Clara Mercedes, junto a Alfredo Barrantes, quien después hizo una espectacular carrera en Ecuador. Se complementaron con Guillermo Zumbado en las teclas; José Joaquín Chaves en la guitarra eléctrica y Marcos Morales, conocido como Tafé, en la percusión.
Desde las orquestas de salón hasta los grupos reducidos, el Club Unión se ha distinguido por mantener en cartelera a los principales protagonistas de nuestra música popular, lo cual constituyó un aporte sostenido al desarrollo de la cultura del país.