Todos los caminos conducen a la Galería Arflow, y eso que Artflow no está en un camino, sino en la Avenida Escazú. Tras los esplendentes vidrios de la galería viven hoy gentes y ciudades llegadas del sur: 18 cuadros que integran la exposición Puro Argentina.
Siete artistas argentinos aportan sus obras.Sus ventas reforzarán los programas de ayuda al Hogar Siembra, que desde hace muchos años brinda apoyo a cientos de niñas y mujeres adolescentes en riesgo moral. Puro Argentina es uno de los proyectos que integran la amplia exposición Valoarte, abierta en Avenida Escazú hasta fines de diciembre.
“Las piezas exhibidas se presentan en formatos pequeños y grandes; sus técnicas son pintura, tejido y mixta”, detalla Karen Clachar, directora de Valoarte. Por entre artesanías que también viven en el primer piso de Artflow, Karen se detiene ante los cuadros exhibidos y alude a sus creadores.
“Ana Seggiaro me capturó por su técnica sutil, pero que aborda temas profundos. Sus mapas mos sugieren lecturas múltiples sobre un mundo que cada día nos confunde más”, dice Karen y prosigue:
–¿Benjamín Aitala? Me entusiasman sus pensamientos, su uso del texto, su pintura gestual, el uso de sus dedos como pincel y su ironía, que hacen falta en muchas propuestas actuales.
Ante una “ciudad” de Ana Abregú, Clachar expresa: “Sus tomas cenitales salen de un cuento. Sus composiciones nos seducen con la fuerza del color. Ana usa una técnica que evoca a la acuarela con una energía positiva y mucha frescura”.
Karen prosigue: “Laura Quesada es contundente en la línea y su fragmentación. Sus colores revelan depuración técnica. Sus cuadros dialogan bien con obras mucho más cargadas de capas de lectura, como las de Irina Rosenfeldt”.
“Irina nos transporta a un mundo femenino a través del color, con formas sugestivas y paisajes que viven en el interior de una mujer imbuida de pasión”, añade la galerista.
“Guillermo Conte siempre me ha parecido un maestro, un artista en constante movimiento. Sus trabajos hoy vienen sugestivos, con gran sensibilidad, con una intención casi liberadora. Papel pintura, papel dibujo...: soporte cómplice de una propuesta un tanto romántica”, dice Karen.
“'Magnetismo': esta palabra define la sensación que causan las piezas de María Sarandón. Son muy hermosas y cautivadoras, y un tanto enigmáticas: esencia pura y ejecución técnica perfecta”, sostiene Karen Clachar.
Aquí, en la galería, el desierto gris de las paredes nos regala oasis de pinturas.
Voces de artistas. Ana Abregú (1968) egresó de la Escuela de Bellas Artes de Buenos Aires, donde dicta la cátedra de dibujo. Dirige Cubo Blanco, espacio de arte dedicado a la enseñanza de las artes visuales. Ana nos dice:
–Me fascina la arquitectura. La forma y el espacio construyen mi visión de la ciudad, que retrato a modo de una gran maqueta. La presencia humana se percibe solo a través de las construcciones.
Ana aplica el acrílico sobre el lienzo como si emplease acuarela; después traza las formas y aplica los colores. Ahora trabaja en una serie de ciudades de América Latina, que expondrá en Guayaquil (Ecuador).
Benjamín Aitala (1971) es el director del Centro Cultural San José de Olavarría (Buenos Aires). Ha participado en importantes ferias internacionales de arte, y sus obras permanecen en colecciones públicas y privadas. Aitala ofrecerá una exposición en el 2015 en Costa Rica. ¿Hay “ingenuidad infantil” en sus obras?
–Hay algo como ingenuidad en los colores y los objetos, pero yo diría que se ven el orden del caos, las reglas de una banda punk. Aplico el color de manera intuitiva: no es un color cerebral. Mientras más indago, el color más se aleja de lo que quiero.
Benjamín pinta con acrílico. “Tiro una idea en la computadora y allí voy quebrando formas. Me interesan los programas de diseño como herramienta, pero no definen mi creación final. Entrego mi obra para que el público investigue qué sucede debajo de eso que flota”.
Guillermo Conte (1956) estudió en la Buenos Aires National School of Fine Arts y en la Nuova Escuola Romana (Italia). Conte evoca el pasado a través de la representación de objetos que convierte en símbolos. Sus figuras se transparentan, sus personajes son insinuaciones.
“Cada obra comienza con una elección de los materiales que servirán para concretar el boceto, y este nunca va separado del color. Me interesan Mark Rotko por su manejo del color; Fabio Mauri por su visión de la estética; Joseph Beuys porque es concepto puro, y Kano Masanobu y toda la escuela de la pintura japonesa del siglo XV”, detalla Guillermo.
Laura Quesada (1964) es artista plástica y guionista. En el Uruguay en el año 2011 y el 2012 integró muestras colectivas en Mito Espacio de Arte. Sus obras forman parte de colecciones en la Argentina, el Uruguay y Suiza. Sus obras son como cristales de colores volantes en tercera dimensión. Laura nos precisa:
–Trabajo con abstracciones y planos de líneas rectas, pero intento generar una obra que permita completarla y dotarla de sentido. No empleo bocetos ni cálculos pues me gusta sorprenderme en el hacer. Salvo los tonos flúor, armo mis propios colores. Investigo espacialmente con maderas y cerámica; además, escribo poesía, que siempre me nutre de imágenes y colores.
Tintas y mapas. Irina Rosenfeldt (1968) obtuvo el segundo premio del V Salón del Bicentenario y de la V Nacional Bienal de Pintura del Museo Urbano Poggio (Santa Fe) de la Argentina. Ha ofrecido numerosas exposiciones individuales y colectivas.
“¿Por qué bailan sus colores?” le preguntamos. “En mi obra puede entrarse por la euforia de los colores y por el gran formato, pero se llegará a un estado mental nada tranquilizador. En mis cuadros hay un continuo movimiento debido a estructuras que se abren, a las transparencias, y a la abundancia de recursos en la ornamentación. Trabajo sumando capas de improvisación, aunque parto de estructuras tomadas de la naturaleza, como flores”, nos confía.
“Me gustan el romanticismo sutil de Ross Bleckner y la polarización que veo en Franz Ackermann”, agrega Irina.
María Sarandón (1963) estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón de Buenos Aires, y en la Academia de Brera de Milán. En la Argentina ha brindado numerosas muestras, individuales y colectivas.
“Hay mucha naturaleza en su pintura”, opinamos, y María responde: “Una segunda mirada revela su ambigüedad: su tensión entre lo dibujístico y lo pictórico; entre la cita a las antiguas estampas botánicas y lo moderno de las tintas metalizadas; entre lo recargado de las texturas y los fondos planos. En ese contraste busco exaltar la vitalidad de la naturaleza. El trabajo fluye hasta que el contraste de oscuros, claros, ritmos y silencios habla de lo que yo quería expresar”, concluye.
Ana Seggiaro (1965) egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Es profesora de grabado y dibujo, y una destacada muralista. Ha ofrecido exposiciones individuales en Buenos Aires, el Uruguay, España y los Estados Unidos.
“Háblenos de su estilo”, le pedimos. “No tengo un estilo definido. Me aburre hacer un solo procedimiento. El estilo encierra a los artistas en una misma técnica, pero el riesgo es un factor esencial para mí”, responde Ana y agrega:
“Utilizo mapas, partituras, cartas náuticas y hojas de libros, y los intervengo con bordados. Comienzo a dar puntadas y van surgiendo formas, vacíos, lugares, palabras...: me dejo llevar inconscientemente. Me atraen las escenas de lo cotidiano, dibujos de niños, carteles callejeros, animales, olores, humos, lugares desconocidos: todo convive entre siluetas asimétricas e imprevisibles”.
La Argentina está de viaje, y su arte pasa ahora por la Avenida Escazú: a no perderse esta visita.