Han pasado ya algunos días de la noticia que conmovió al medio artístico, el fallecimiento del director y compositor francés Pierre Boulez (1925-2016). A estas alturas, los medios de comunicación, especialistas y aficionados han dejado claro, en una enorme cantidad de artículos y reseñas, el aporte que nos dejó como legado el maestro Boulez en las áreas de la composición musical, la investigación artística, la elaboración de textos, la docencia y la interpretación musical.
No menos importante es la influencia que su trabajo ejerció sobre los músicos de diferentes generaciones, lo cual motivó, incluso, la creación de bandos a favor y en contra. Hoy, todo el bagaje heredado se ha integrado en los programas de estudio de las escuelas de música más importantes del mundo, y no cabe duda de que será tema de investigación para las futuras generaciones.
Llama la atención el balance que logró como artista, entre sus principios artísticos, bien definidos, críticos, muchas veces poco flexibles y controversiales, y siempre bien argumentados e inteligentes, con las esferas políticas y académicas.
Fue notable la firmeza de su pensamiento musical. Como una figura muy respetada y admirada, que transitó por diferentes mundos –a simple vista discordantes–, Boulez, un músico total, se condujo con gran destreza, siempre sobre la base de su extraordinaria formación académica, inteligencia, ímpetu y decidido trabajo.
Sus composiciones musicales, un reto para cualquier orquesta, ensamble o solista, son de una enorme dificultad técnica y artística, por la complejidad de su escritura musical, tanto de las partes individuales de cada instrumento ( particella ) como de la partitura general.
Esta complejidad se refleja en el resultado sonoro que emerge de la partitura, que deriva en términos musicales como el balance instrumental, las combinaciones tímbricas y, sobre todo, en la claridad del discurso musical, en la consecuencia y aparición de esas texturas sonoras y musicales en el tiempo.
Por otra parte, para los intérpretes es indispensable la compenetración con el estilo y la estética, lo cual demanda conocimiento previo y especialización en este tipo de lenguajes musicales. Si no se cuenta con tal formación, la comprensión y transmisión al público desemboca en un ejercicio estéril tanto para el músico como para el público.
En nuestro país, la obra musical de Boulez no es conocida ni forma parte de ninguna programación musical. Las razones son múltiples; he esbozado algunas de ellas y quizás sea el momento de pensar en ello.
A Boulez se le conoce mucho más en Costa Rica por su papel como director de orquesta. Sus grabaciones son muy apreciadas. En este rol, transformó el concepto de la programación musical, abriéndola a los nuevos repertorios. Fruto de ello son las grabaciones que hiciera de la obra de compositores de la envergadura de A. Schoenberg, A. Berg y A. Webern, I. Stravinski, M. Ravel y C. Debussy, entre muchos otros.
Me interesa subrayar el aporte de sus escritos, condensados en varios textos, fuertemente cargados de ejercicio intelectual. Con ellos, nos participa de su pensamiento con fluidez y claridad, con una escritura diáfana, distinguida y consistente.
Su compromiso con el estudio y difusión de la música nueva, con el pensamiento crítico y con la idea de que el mundo está ahí para cambiarlo, son, quizá, algunos de sus principales postulados.
Es aquí, en este campo, donde quisiera detenerme unos instantes y compartir con ustedes uno de sus libros, Puntos de referencia , compilación de artículos editada en 1981, tras tres décadas de acumulación de experiencias y actividad artística e intelectual.
Entre tantos temas considerados en su contenido, que tratan lo teórico, filosófico, crítico, anecdótico, musicológico, analítico, etcétera, he seleccionado el artículo Para despertar la curiosidad por la música nueva , publicado en Nueva York en 1972.
Con la ocurrencia imaginaria de establecer un breve diálogo ficticio y extraer algún tipo de provecho de este acervo, entre Pierre Boulez (P. B.), situado en 1972, y un músico que llamaremos M., ubicado en el 2016 en Costa Rica. Se tratan varios de los tópicos trabajados en su publicación, aún vigentes. Veamos entonces:
El director musical
P. B.: “ No se ven muy claramente sus atribuciones: sus funciones parecen misteriosas, pues unen la omnipotencia del dictador con la liviandad …”.
M.: Tampoco están muy claros los alcances reales de esta figura, hay confusión entre la dirección artística y la musical. Se percibe también como lo describe: una variedad de dictador (siempre hay excepciones) y, como tal, es pocas veces evaluado, solo vagamente, cuando ya no está.
El oyente
P. B.: “ Entre estos dos extremos: la del rechazo inmediato o la duda positiva ”.
M.: El oyente en Costa Rica es muy entusiasta y le gusta apoyar lo nuevo; es mi experiencia. El aprieto podría estar más bien en la repetición automatizada de la programación; quizá se subestima al público y a los músicos!
Interpretación . Y cito al compositor Alban Berg: “…Tocar la música nueva como si fuera clásica, tocar la música clásica como si fuera nueva”.
P. B.: “Tanto más se toma conocimiento de los problemas de la interpretación, tanto más se toma conciencia de la fragilidad de los modelos propuestos, esencialmente dependientes de una época”.
M.: El tema de la interpretación en Costa Rica no es algo que esté sistematizado y analizado con la profundidad que demanda, sobre todo con la enorme cantidad de nuevos estudios musicológicos realizados en los centros de investigación especializados en las últimas décadas. Este podría ser un tema pendiente.
Los compositores
P. B.: “ Se ha hablado mucho de público y de intérpretes, pero se ha olvidado a estos olvidados: los compositores”.
M.: La composición y los compositores van generando y ganando cada día más espacio en el medio nacional, puede ser un matiz transitorio, efímero y propio de la época que estamos viviendo; sin embargo, vivir de esta profesión en Costa Rica no es viable.
Evolución .
P. B.: “ Participar en ella conscientemente. Hay en primer lugar que ampliar nuestro horizonte en el campo de lo conocido …”.
M.: La innovación y diversificación del quehacer musical nacional marchan en tempo andante ; la evolución es pasiva. Se está trabajando…
Quizás se logre, después de esta corta plática imaginaria, llamar la atención de ustedes, estimados lectores sobre los textos de este libro, puede que lo adquieran y lo lean en este 2016; está altamente recomendado.
Con la desaparición física de Pierre Boulez, desde este recóndito país centroamericano y sin estarle devolviendo ningún favor (ya que él no lo necesitaba), con la sensación de la lejanía, sentimos que se ha perdido algo que no nos deja indiferentes para nada.