Nueva York. AFP La semana de subastas de arte latinoamericano de Sotheby’s y Christie’s en Nueva York se cerró con récords , la confirmación de Fernando Botero y una sorpresa negativa, en un mercado que recupera su nivel previo a la crisis.
El colombiano Fernando Botero (1932) y los mexicanos Miguel Covarrubias (1904-1957) y Rufino Tamayo (1899-1991) surgieron como las grandes estrellas, mientras que un autorretrato de la también mexicana Frida Kahlo (1907-1954) no halló comprador en subasta y solo fue vendido en forma privada.
Más allá de los nombres, los dos días de ventas neoyorquinas de las grandes casas de subastas mostraron que el mercado del arte latinoamericano parece haber reencontrado el volumen e impulso anterior a la crisis financiero y económica mundial de 2008.
En total, Sotheby’s vendió por casi $27 millones, su segunda cifra más alta para una subasta de arte latinoamericano, y Christie’s lo hizo por $22,5 millones.
“Estamos sorprendidos por haber alcanzado la suma total más alta para una velada de arte latinoamericano, superando los resultados logrados en el mejor momento del mercado en 2008”, dijo Carmen Melián en referencia a los $21,7 millones que pasaron por Sotheby’s.
Dueño de una subasta dedicada enteramente a su obra, la primera organizada a un solo artista desde la que tuvo lugar en 1992 con el pintor uruguayo Joaquín Torres García (1874-1949), Fernando Botero recaudó $7,5 millones en esa velada de Sotheby’s.
A la cabeza de las 17 obras en catálogo, el óleo Una familia obtuvo 1,4 millones de dólares, seguido del bronce Hombre a caballo ($1,2 millones), récord para una escultura de este tipo de Botero.
Christie’s también efectuó buenas ventas de Botero, entre ellas Mujer ante el espejo , que se vendió en $600.000, el mismo precio obtenido por Homenaje a Bonnard .
Otra de las grandes estrellas de la semana fue el mexicano Rufino Tamayo (1899-1991), cuya Madre divirtiendo a su hijo (1899-1991), fue adquirida por $1,37 millones.
Por su parte, la pintura Ofertas de frutos para el templo de Miguel Covarrubias se vendió por algo más de un millón de dólares, una cifra muy superior al cálculo inicial (entre $200.000 y $300.000).