Tras varios años que dediqué a un dibujo minucioso de selvas fantásticas cercanas al surrealismo, llegué a un estilo de gran sencillez lineal. Esto se debió a la gran admiración que tengo por los dibujos y grabados de Picasso y los de Saul Steinberg, dibujante satírico cuya influencia mundial sobre la gráfica ha sido notable.
Generalmente utilizo plumas de dibujo mecánico con puntas de 0,1 a 0,3 pues me dan un grosor uniforme de línea sobre un papel liso que me permite deslizarme sin tropiezos. La hoja no se aleja mucho del tamaño carta pues en una más grande se perdería el sentido intimista que deseo mantener en la obra. Hasta donde me es posible, uso la línea continua y los planos abiertos por un lado. Esto me permite tanto fusionar distancias como unir de manera inesperada objetos y personas con los esquemas geométricos que las crean.
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Aun en su agitación perceptual, la escena resume la vida diaria de un pueblo pequeño en un fin de semana ya algo atardecido. La pequeñez de la hoja resalta su intimidad y su aislamiento en el tiempo. Lo único que contrasta con esta quietud es la gran faz a la izquierda, que observa todo con asombro, como si en la tranquilidad notase una sensación que había olvidado hace muchos años.
Recordemos a los seguidores del cubismo, cuya influencia noto aquí, sobre todo a quienes siguieron a Juan Gris (algunos, conocidos como los “cubistas de salón”). Ellos no solo buscaron las vistas convergentes de los objetos desde diferentes ángulos, sino que invirtieron el proceso: desde un punto único abarcaron el paisaje en un abanico de perspectivas como si estuviesen girando sobre sí mismos.
Yo juego aquí de aquel modo, con esa magia de apariciones y síntesis, y puedo unir –sin que choquen– el humorismo con el sentido lírico del tema; y espero llegar a algo más que no es fácil de definir, más allá de lo lógico. En ese sentido, me acerco al simbolismo. En todo caso, en este dibujo hallo cosas que me sorprenden y me dicen que mi capacidad para crecer y sorprenderme sigue intacta.
En los últimos meses he sentido una reorientación, derivada en parte de esta técnica y del uso cada vez más frecuente del grafito, que aplico en áreas grandes y transparentes. Subsiste la fusión de planos, ahora por traslape, pero las figuras se han tornado algo fantasmales y se ha acentuado un sentido de misterio. Aún no sé a qué conduce esto, pero ya se aclarará. Tal vez, con los años, uno nota más los misterios de la vida y uno crea imágenes que los evoquen.