Los calabozos que una vez privaron de libertad a decenas de prisioneros, funcionan hoy como espacios en donde el arte circula sin restricción y empapado de ideas frescas.
La exposición
Bajo la curaduría del pintor José Pablo Solís, esta muestra es uno de los cuatro proyectos artísticos alternativos que se desarrollaron en el marco del certamen Valoarte.
“Algunos realizaron un acercamiento más intimista; es decir, desmenuzaron sus realidades personales, mientras que otros plantean una reinterpretación de la realidad que los circunda”, explicó Solís.
Así, la artista Carmen León dotó a 14 niños del albergue Pueblito de Costa Rica, en Paraíso de Cartago, con cámaras desechables para que ellos mismos se encargaran de retratar su cotidianidad.
“Se les explicó los elementos básicos de cómo tomar una fotografía y se les dio la libertad de que ellos retrataran su entorno: los compañeros del albergue, sus lugares de juegos o sus objetos más preciados. Las fotos demuestran cómo estos niños desarrollan lazos de solidaridad y cariño a pesar de haber crecido en ambientes de riesgo social”, declaró León.
Lauren Vargas y Nicole Román se atrevieron a desafiar prejuicios con un ensayo fotográfico que aborda el tema de la transexualidad. Dos series de fotografías en blanco y negro documentan el proceso de transformación de un hombre en mujer y de una mujer en hombre, para desnudar sin miramientos una realidad que es blanco de crítica y juzgamiento social.
Karla Herencia combina la pintura, el arte textil , la escultura y la instalación en la obra tridimensional
“Cada una de las figuras tiene un carácter orgánico, pues están inspiradas en procesos que se desarrollan en la naturaleza pero el espectador es libre de interpretar sus significado”, dijo Herencia.
La muestra se exhibe hasta el 14 de diciembre.