El futbol es solo un juego; sin embargo, quien permanece en la portería se convierte, durante noventa minutos, en una de las personas más responsables del planeta.
Tomé esta fotografía el domingo 29 de junio del 2014, en la Fuente de la Hispanidad, de San José. Mis editores del Semanario Universidad me asignaron la cobertura fotográfica de un encuentro que podría ser inédito para Costa Rica: la clasificación de la Selección Mayor a los cuartos de final de un Mundial de Futbol.
Las reglas de mi juego eran básicas: debía retratar un momento que capturase la esencia de aquel día. Al no ser un fanático del futbol, era escéptico ante la idea de una victoria, por lo que preví fotografiar ojos llorosos. Más adelante lo haría, pero no por las razones que esperaba.
Los salones y los bares estaban llenos; la gente, dispuesta. La presencia de una cámara no fue un problema para los asistentes. En la mayoría de bares de San Pedro debí subir a sillas para tener visibilidad sobre el público, que se apiñaba frente a las pantallas. En esa posición, el reto más grande era evitar perderse las reacciones: los gritos, las quejas..., las plegarias. Vi los pases, los remates, las faltas y los goles a través de rostros.
Los penales llegaron, la clasificación fue un hecho y la fiesta continuó en la Fuente de la Hispanidad. En cuestión de minutos, el tráfico se había paralizado y los fanáticos llegaban a pie desde todas las direcciones.
La multitud brincaba y corría alrededor de la estructura, por lo que en muchas ocasiones no había tiempo de componer la foto; la mayoría de los disparos eran movimientos de supervivencia. Aún así, en un brevísimo instante de calma levanté la mirada hacia las personas que estaban en la orilla del viaducto.
Este es uno de los pocos planos generales que tengo de ese día. La escasa luz que ofrecía el final de la tarde me obligó a utilizar una lente de 50 mm pues tenía una apertura de 1,8. Además, las personas se lanzaban, eufóricas, sobre cualquier cámara que divisaban, por lo que fue difícil hallar oportunidades para planos abiertos.
La exhaustiva cobertura sobre la nueva vida que el portero Keylor Navas adoptó en el Real Madrid hizo que recordase esta foto. El cartel me pareció un agradecimiento muy sincero; a la vez, pensé en la enorme carga que se le imponía a Navas. “Como con Dios y Pink Floyd, lo que me estresa no es Keylor, sino cómo abusan de su nombre”, comentó un periodista en Twitter. En esta foto se ve cómo el Mundial fue una fiesta; como en toda fiesta, algunos quieren continuarla, mientras que otros ya sienten el peso de la resaca.
¿Cuántas personas queremos ser santas? La santidad es una expectativa demasiado alta que ponemos en un mortal. Los santos están para cumplir; para decepcionar, nunca. La mejor fotografía de esa fecha hubiera sido una que mostrase la expresión de Keylor Navas al ver ese cartel.