Una oferta cultural como la que se disfrutaba ayer por la tarde en el corazón de la capital merecía llevar sombrero y sombrilla, solo por aquello de que el sol fuera inclemente o por si, más bien, se viniera un vendaval con lluvia.
Había que estar preparado para todo lo que pudiera ocurrir pues, tardes como la de ayer, son las que nadie debería perderse.
Enamorate de tu ciudad está de regreso en San José a partir de ayer y por los próximos sábados. A eso se debía la afluencia de pasantes por áreas verdes, mesas y aceras adoquinadas en un espacio amplio. Eran las 9 a. m. y las actividades se habían levantado temprano: juegos de mesa, juegos tradicionales y un taller de zumba eran las primeras ofertas del día.
El sello de esta iniciativa del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) tomaba forma en cuatro parques (La Merced, España, Morazán y Jardín de Paz) así como en salones del Cenac.
Sobre el césped, el alfato o la tierra, en San José se respiraba un aire lleno de cultura, como dijo Francisco Calderón, un señor bigotudo de 70 años quien, desde años anteriores, tiene la costumbre de asistir a las actividades de Enamorate de tu ciudad.
“Uno viene y ve personas de todas las edades, actividades para todos los gustos, conoce gente y se va de aquí cambiado para bien”, comentó el vecino de San Francisco de Dos Ríos.
Al preguntarle lo que más le había gustado, al señor le costaba enumerar pocas cosas y es que la iniciativa incluye una amplia variedad de atractivos. Para los “literófilos” había una mesa recubierta con libros gratis, que se podía llevar quien los quisiera, siempre con la condición de firmarlos y regalarlos después de leer, todo ello como iniciativa del grupo Leamos.
Al lado, en las gradas del Templo de la Música del Parque Morazán, una marioneta hacía travesuras acercándosele sospechosamente a los curiosos, mientras que en tarima había música a punta de guitarra y voz, y cuentos cortos a cargo del colectivo Cuentiando.
Había jóvenes haciendo slackline , malabares y brincando con las mejores mañas del parkour . Por supuesto que había una buena cantidad de curiosos observándolos.
Todo público. Sin lugar a dudas, la actividad estrella de ayer, cerca del medio día, fueron los hula hula, que daban vueltas sin parar en el parque Jardín de Paz.
Ana Lucía, una niña de un año y tres meses, se contoneaba dentro del aro plástico en el que quedaba flotando; por su sonrisa se hacía evidente que estaba gozando.
“Es la primera vez que venimos, está muy bonito y esto es lo que más le ha gustado a ella”, comentó Dayanna Fernández, madre de la pequeña entusiasta.
En el mismo parque, otras 20 personas “flotaban” sus caderas dentro de los círculos coloridos e inquietos, el polvo se levantaba con una ventisca, pero los bailarines seguían aferrados a los hula hula que tanto los entretenían.
Al costado este del edificio metálico patinaba una decena de jóvenes en sentidos norte-sur y sur-norte, se deslizaban, se caían, se levantaban y se subían de nuevo a la patineta. “Esta es una muy buena actividad para reunirse con los compas aprovechando que cierran la calle y ponen rampas”, comentó el joven Justin Chavarría, uno de los fiebres del skate .
Para este año, la iniciativa en la capital trae novedades. Una de ellas es el taller de fabricación de juegos tradicionales en el Jardín de Paz. También se ofrecerá un taller de danza urbana y, sábado a sábado, se dispondrá de una cabina fotográfica para que aquellos que deseen, participen con su propia sesión de retratos. Además, se dedicará un espacio para hacer un mercado de pulgas de libros. Aunque este tendrá una periodicidad mensual, será otro atractivo de los muchos que se disfrutarán los sábados.