La edición número 14 de la FIL puso punto final anoche, con un concierto que cerró 10 días de literatura y arte que se compaginaron en la Antigua Aduana y la Casa del Cuño.
La confluencia de escritores, editoriales y librerías superó las expectativas de asistencia, si se contemplan los más de 30.000 asistentes que se calculó el sábado de forma extraoficial, sin incluir aún al público del fin de semana.
La cita contó con más de 40.000 libros, alrededor de 70 invitados especiales y más de 200 actividades multidisciplinarias.
Consultados por Viva , varios participantes de la feria hicieron un resumen positivo de la experiencia vivida, tanto por la acogida que mostraron los lectores como por la exposición y venta que obtuvieron ellos en los diferentes estands.
Mariamalia Sotela, presidente de la Asociación Costarricense de Escritoras, opinó ayer al respecto: “Quedamos muy contentas porque hubo más movimiento y ventas que en las últimas ediciones. Entre lo que vi, me llamó la atención que el público joven estuvo tan interesado en la poesía”.
Por su parte, Roxana Castro –autora del libro Piel de rana – apuntó: “Ha sido un éxito. Este es un espacio que a los escritores independientes a veces no nos dan las librerías grandes y nos sirve mucho para darnos a conocer. Después de esto, estoy cambiando de opinión en cuanto a que los costarricenses no leen”.
Ambas artistas coincidieron en que la gratuidad del ingreso y el apoyo del Ministerio de Cultura y Juventud a la coproducción de la Cámara Costarricense del Libro y el Colegio de Costa Rica fueron factores favorables para la generosa convocatoria lograda durante los días de actividad y, especialmente, en los fines de semana.
“La mancuerna de colaboración en la organización fue muy exitosa. Se ha avanzado mucho en esto y, para que sea perfecto, solo recomendaría poner un cajero cercano para aquellos que no cargan efectivo y hacer más actividades dirigidas al público infantil”, agregó Evelyn Ugalde, de Club de Libros.
Festejo. Karina Salguero-Moya, directora creativa de la FIL, opinó que la palabra “éxito” se le queda corta a lo que, para ella, fue toda una fiesta.
“Más que la cantidad de personas que haya venido, el éxito está en el uso que los visitantes le dan a la feria: vienen, hablan con los libreros, disfrutan de las actividades artísticas, leen, compran…”, dijo.
“Se cae la creencia de que el costarricense no lee. Tenés que buscar un espacio para conocer al lector, medirlo y proponer. Creo que anteriormente hemos fallado en el lugar desde donde fomentamos la lectura”, agregó.
Entre lo que Salguero-Moya destacó, sobresale la interacción que se generó con México como invitado especial de la edición recién concluida, en especial por el material ofrecido y las mesas de discusión, en las que se generó un intercambio entre autores y personajes nacionales y aztecas: “Este ambiente deja claro que en Centroamérica hay un espacio que puede albergar una vida editorial totalmente relevante y vigente”, dijo.