Un tambor, una guitarra, una trompeta, un trombón y dos saxofones fueron suficientes para armar la tarde de ayer un fiestón en la capital.
Los anfitriones de la celebración fueron los nueve integrantes del grupo español Always Drinking Marching Band. Ellos presentaron el espectáculo llamado La calle es nuestra , como parte del Festival Internacional de las Artes.
Apenas llegaron al Mercado Central, lugar donde comenzó el recorrido, los artistas (ocho músicos y un clown ) llamaron la atención por sus vestuarios: había desde overoles y pantalonetas, hasta una enagua. Eso sí, muchas de las prendas eran de color amarillo.
“Ahí están, ya llegaron”, gritaban, con emoción, las personas que esperaban ver el show . Algunos ya estaban desesperados, luego de que los españoles se atrasaran casi una hora.
Los músicos tomaron posición y cuando el clown Mila Vomchobiak hizo una señal, empezaron a tocar… y no pararon durante casi 60 minutos.
Sin duda alguna, quien más llamó la atención fue Vomchobiak. El recorrido comenzó y él empezó a hacer estragos: aprovechó que un camión de la basura pasaba por el lugar para montarse en él y saludar al público desde allí.
Cuando volvió a estar sobre los adoquines, empezó a caminar y, con ayuda de un megáfono, animaba a los presentes a gozar durante esa tarde.
Después de avanzar 100 metros, llegaron a un costado de la tienda La Gloria. Los músicos intentaron entrar e incitaron a la gente, que los acompañaba, a hacer lo mismo. Sin embargo, como era de esperarse, la seguridad del local no les permitió la entrada.
Aquello no les restó energía. La fiesta seguía y la música también. El clown se subió a un poste de luz y, mientras se tambaleaba, pidió aplausos por su maniobra.
Conforme avanzaban, debían cruzar calles y, en una de ellas, el payaso volvió a hacer de las suyas: se tiró al piso en pleno cruce, alzó sus piernas y, como andaba en enagua, dejó ver el ajustado bóxer amarillo que andaba. “Se le vio todo, ¿vieron?”, comentó, con un poco de picardía, una colegiala a sus amigas.
El trayecto seguía acompañado de baile y las geniales ocurrencias de Vomchobiak.
Quince minutos después, llegaron al punto final: la plaza de la Cultura. Allí, hicieron una especie de karaoke, en el cual hombres y mujeres se disputaban el primer lugar. El género femenino fue el ganador y, para celebrarlo, el clown le dio un beso a Dayana Mora, de 20 años.
Eso no fue lo único. También puso a la niña María Gabriela Guell, de 6 años, a ‘dirigir’ a los músicos. ¡Fue todo un experimento!
Había pasado casi una hora desde que había empezado el recorrido; ya era hora de despedirse. Con mucha música y baile, el grupo Always Drinking dijo ‘adiós’, no sin antes prometer que volverían a Costa Rica para regalar otra tarde llena de diversión.