Harta de ver a sus compañeras de ballet esforzarse por parecerse a modelos delgadísimas, de dientes blancos y cabello perfecto, una adolescente logró acabar con los retoques exagerados que la revista Seventeen aplica a sus imágenes.
Ella es Julia Bluhm, una estudiante de secundaria de Maine, que fue noticia en mayo, cuando se presentó en las oficinas de la publicación en Nueva York con una petición con 84.000 firmas urgiendo a la publicación “a comprometerse a imprimir una tirada de fotos -reales- sin retocar por mes”.
“Hay muchas cosas que las chicas no saben. Esas mujeres bonitas (las que aparecen en la revista) son falsas. Ellas están retocadas, peinadas y editadas de manera que se vean más delgadas y parezcan tener una piel perfecta. Una de las chicas que usted ve en esas revistas, posiblemente sea diferente en la vida real”, dice la misiva.
La petición, convocada en línea a través del sitio Change.org, fue apoyada por el Movimiento SPARK (Sexualisation protest: action, resistance, knowledge) un grupo en defensa de la imagen corporal de las niñas, informó la agencia de noticias AFP.
A raíz de la masiva convocatoria de este llamado la publicación decidió adoptar algo que llaman un Tratado de Paz con el cuerpo.
Estas son un grupo de directrices para mostrar siempre chicas y modelos reales que sean saludables. El anuncio oficial a los lectores se hará en la edición de agosto.
“Nos comprometemos a no cambiar el cuerpo o el rostro de las chicas (nunca, jamás lo haremos)”, señalan las directrices, aunque Seventeen sí modificará fotos para quitar pliegues de la ropa o borrar cabellos sueltos.
Seventeen también se comprometió a ser totalmente francos sobre lo que sucede en las sesiones de fotos, mostrando el antes y después de esas sesiones en su blog en la plataforma Tumblr ( seventeen .tumblr.com).
No contentas con el avance logrado hasta ahora, Bluhm y sus amigos de SPAK tienen un nuevo objetivo entre manos: la revista Teen Vogue , rival de Seventeen .
A criterio de la sicóloga costarricense Marianela Esquivel, el éxito de esta iniciativa será sinónimo de una mejora en la autoestima de las jóvenes lectoras.
“Cuando un muchacho se ve expuesto a estas imágenes alteradas lo que pasa a nivel sicológico es que el imaginario se vuelve real; es decir, se hace una manipulación de la mente en la que se cree posible la perfección, e incluso se vuelve alcanzable”, explicó.
Según la especialista a largo plazo esto provoca depresión, crisis de ansiedad , problemas con el manejo de la autoimagen, además de lastimar las emociones del joven.
La sicóloga añadió que este es un caso importante para la reflexión también para la prensa.
“Los medios tienen la capacidad de transmitirle a a la juventud la posibilidad de encontrarse a si mismos, de ser mejores personas, pero también tienen la posibilidad de hacer seres humanos más egoístas más indiferentes”, concluyó.