Era un día del verano italiano de 1990. El estadio Luigi Ferraris, en Génova, sirvió de escenario perfecto para aquella inolvidable narración.
“Vamos Medford, vamos Medford, vamos Medford, vamos Medford... (ya había entrado el balón al marco) Medford, Medford, Medford, Medford, Medford... Goool”.
Han transcurrido ya casi 21 años de aquel logro narrado por Manuel Antonio
Hoy, el conocido narrador igual le entra a partidos de futbol o corridas de toros, pero, sin duda, ya Repretel no lo tiene como su estelar.
Eso comenzó a notarse desde el pasado 14 de mayo, cuando
En esa ocasión, Randall Vargas, jefe de información de
El dueño de frases como “cuidado con la varilla”, “mano y no de bananos”, “zapatazo” y “ojo, dije piñazo”, habló con
Abierto, claro y sin tapujos. Así respondió a nuestras consultas, pocos días después de su cumpleaños 70, sin dejar de ser el personaje de cobertura nacional, querido y admirado por muchos, aunque muy criticado recientemente.
Estoy vivo porque conocí a Dios. El Señor me ha resguardado y prácticamente me curó la diabetes. Me tenían para hacerme un trasplante de riñones y en los últimos exámenes me dijeron que no había necesidad. Ahora estoy un poco mal del corazón; me dijo el médico que lo tengo muy débil. Todo esto es por la diabetes. Vivo mi vida normal, me cuido mucho, cosa que no hacía antes. Mi esposa me cuida mucho.
Representa mi vida. Acá estoy desde 1980, no propiamente en Repretel, sino en lo que era canal 6 y canal 2. Tuve dos intervalos de retiro, pero siempre fui bien acogido; me han dado todo lo que he necesitado, me han tratado bien. Aquí estoy feliz, hasta que el Señor quiera.
Todos, de una u otra manera, resentimos algo de las empresas donde trabajamos. Uno siempre quiere que todo sea perfecto. Pero, a veces, uno provoca problemas y más bien la empresa los perdona.
Sí, y le soy sincero, me da miedo, porque no sé qué va a pasar. Narrar es mi vida. Vivo y siento esto. Me encanta trasladar lo que veo y aprendí mucho a decir lo que siento. Es lo que todos los que estamos detrás de un televisor sentimos, cuando se pierde un gol o ante una bonita jugada. Yo eso lo vivo mucho. No sé qué sería de mí sin narrar.
Me encanta narrar beisbol. Me gusta mucho más que el futbol, pues es más tranquilo, hay que gritar menos y da tiempo para hacer comentarios. Uno no se desgalilla con un cuadrangular y en un partido de futbol sí hay que hacerlo, porque entre más se grite un gol, es mejor. A mi edad, ya no grito mucho.
Es que me quisieron achacar eso del
No venían ni alineaciones. Solo el ambiente de chinos gritando. Estaba con Luis Humberto Ramírez y le dije: ‘ahora, ¿qué hacemos?’. Me dijo que inventáramos algo. Teníamos un directorio telefónico, abrí la parte de Limón, y apunté a todos los chinitos de Limón en las alineaciones, con su número respectivo. En eso llegó
No. Cuando íbamos para el Mundial decía que si Costa Rica hacía un gol, cantaba
Hernán está conmigo desde 1983. Es un gran amigo, un referente y nos llevamos muy bien. Yo tengo mis cosas y él las suyas. A veces discutimos, porque no estamos de acuerdo con lo que decimos, pero nunca hemos peleado.
Gracias a Dios ya estoy pasando una gran afección en la garganta. Fallé muchísimo, sobre todo cuando había goles, pero me he recuperado bastante y me siento bien. Como dicen los jugadores: ‘me siento en tremendas condiciones’.
Sí. Es cuestión de la empresa. Todos vamos para viejos. Ya estoy pasando y viene gente nueva. Eso es lógico y lo normal en la vida de toda persona. Todavía creo que puedo narrar algunos juegos más.
Sería muy mentiroso si dijera que no me dolió. Puse esto en manos del Señor, él es el que nos dirige y nos lleva a todo en la vida. Aquí estoy, a lo que él quiera.
Pues sí, está embarrialada. Me siento bien todavía y pueda que la empresa decida no contar más conmigo, pues esa es la ley de la vida.
La verdad, no le temo a eso.
Siempre dije que para el Mundial de Sudáfrica 2010 me iba a retirar, porque cumpliría 50 años de andar en esto y eso es mucho tiempo. Luego me envalentoné y continué. Podría decir que fue para ese mundial cuando estuve mal de la garganta y yo seguí haciéndole frente. Me fue mal y, hasta ahora, creo que eso todavía me lo están cobrando. Voy a salir por la puerta grande.
Hace muchos años, tal vez, que era muy vehemente y hería mucho a las personas. De eso sí me siento culpable, y le pido perdón a todo aquel involucrado en eso.
Tal vez que no canto bien el gol.
Lo peor que hay es llegar a viejo y no darse cuenta de que ya no. Cuando fui joven, de alguna u otra manera, también hablé de los viejos. Ahora estoy en el sector de los viejos y los jóvenes hablan de que ya no sirvo. No sé qué pensar sobre eso.
Soy el más feliz leyendo eso. Allá cada uno con su conciencia y su manera de ver las cosas. En eso no me meto. Mucha gente me pregunta por qué no volví a decirlo. Otros están felices. Algunos se enojaban porque decía que Jesucristo es el rey y señor de Costa Rica.
Me lo prohibieron en el canal. Fueron quitándolo poco a poco, hasta que no lo volví a decir.
Me da risa eso. Todos pifiamos el nombre de algún jugador en alguna oportunidad. Si fulano de tal metió un gol y uno dice que fue otro, es un error que se comete. Eso es de gente que se fija en cosas muy pequeñas y que hilan muy delgado. Es que hay que ver lo que es estar frente a una pantalla 90 minutos, muchas veces adivinando qué es lo que pasará. Eso es parte de narrar.
No. Soy uno más del montón.
Lo que agradezco es la cantidad enorme de gente que me felicita, que habla conmigo en la calle o adonde vaya me piden fotos. Todo eso se agradece y eso me permite pensar que uno todavía está vivo.
Diay, ¿con 70 años no va a fallar la voz? ¿Qué piensan, que soy
Me han dicho tantas cosas... que mejor no digo nada de eso porque suena como a petulancia. Prefiero guardármelo, dejar que cada uno lo piense. Muchísimos piensan muy mal de mí, pero hay gran cantidad de gente que piensa muy bien.
Cuando yo comencé, no éramos tantos. Ahora hay un montonazo, por todos lados están.
Mario McGregor es el mejor, pero faltan figuras originales. Aquí alguien dice la frase: “la cereza en el pastel”, y después todo el mundo la repite. ¿Por qué tiene que ser una cereza y no un banano? Somos un montón de imitadores. Todo el mundo usa palabras suramericanas. Nadie es auténtico y, quizá, es la parte que muchos me envidian.
Ser uno. Aquí imitamos a muchos porque tienen sus cosas originales. Recuerdo, hace muchos años, a un excelente narrador mexicano. Siempre lo escuché, pero nunca le copié nada. Pastor Durán me dijo, cuando yo apenas iniciaba, que tenía que narrar como lo sabía hacer, sin imitar a nadie ni inventar cosas que no pueda decir. Por malo que sea, la gente lo va a querer. Palabras proféticas y sabias.
Ser original. Los jóvenes hacen lo mismo que uno hace. Aquí piensan que narrar en televisión es ir soplado y eso es para radio. ¿Qué hago con decir todo si usted lo está viendo o será que tiene apagado el tele?
Qué difícil. La marca de ser auténtico, no imitar ni decir palabras rebuscadas. Les pido, a los que vienen atrás, que son muy buenos, que sean ellos y no anden buscando qué es lo que dicen los otros.