El mes de la Virgen de los Ángeles trae consigo, desde hace 18 años, el recuerdo de uno de los momentos más duros que ha tenido que enfrentar Maureen la Tía Salguero, pero también el que dividió su vida en un antes y un después.
El 27 de julio de 1995, una césarea de emergencia trajo al mundo a su primera hija, Ariel. La bebé tuvo problemas al nacer y los médicos le dieron bajas esperanzas de vida.
Luego de nueve meses de llevar a la pequeña en el vientre, Salguero ni siquiera pudo sostenerla en sus brazos para contemplar su rostro, pues pasó a cuidados intensivos. “Pídale a Dios que llegue a mañana”, le dijo el neonatólogo.
Ariel tuvo un puntaje de Apgar de 2, pues experimentó sufrimiento fetal por falta de oxígeno en el vientre y sus signos vitales se vinieron al suelo durante el parto.
La prueba de Apgar se realiza a todos los recién nacidos al primer minuto de vida y a los cinco minutos, con el fin de determinar cómo nació y cuáles serán sus posibilidades de superviviencia, su calidad de vida y su desarrollo psicomotor, explicó el perinatólogo Eugenio Calderón. Los resultados se miden en un índice del 1 al 10.
Lidilia Salguero, madre de la expresentadora, le propuso que pusieran la recuperación de Ariel en manos de La Negrita. A esta virgen, también se encomendaron y le reconocen “favores” los devotos Carlos Álvarez, el Padre Mix y Thelma Darkins.
“Ella como mamá experta y yo, como mamá debutante, confiamos en la intercesión de la mamá de Jesús, bajo la advocación de la Virgencita de los Ángeles, que es nuestra patrona”, rememora Maureen.
La pequeña Ariel sobrevivió a esa noche y a Maureen le permitieron tocarla el segundo día con guantes y por la abertura de la incubadora. Cada día, rogaban por que Ariel tuviera otro día más de vida.
“Es muy hermoso porque si vos me decís a mí que si tuve miedo de que no lo lograra, no”, recuerda la Tía, quien afirma que se fortalecía a fuerza de fe.
A la semana, ella pudo amamantar por primera vez a su hija, quien seguía en observación médica para determinar el nivel de afectación cerebral que pudo haber sufrido.
A los 15 días, Salguero fue dada de alta del San Juan de Dios, lo que significó para ella una tristeza muy profunda. “Yo no me imaginaba, después de estar a su lado, luchando con ella para que sobreviviera, tener que venirme y dejarla sola en el hospital y llegar a mi casa sin ella y ver su cuna y su ropita...”.
La presentadora se refugió en la capilla del hospital y ahí, asegura, Dios le habló por primera vez. “Me dijo: ‘Maureen, vos te vas hoy con tu hija para la casa”, afirma.
Aún con las vías del suero, la Tía tomó unas monedas, caminó hasta un teléfono público y le dijo a su madre que le trajera la ropita para sacar a Ariel del hospital.
Luego, buscó a su pequeña, la abrazó y le prometió que ese mismo día conocería a toda la familia que esperaba por ella.
El neonatólogo llegó en ese momento y, sin que dijera una palabra, Salguero se colgó de su cuello y comenzó a darle las gracias sin cesar.
“El doctor me dijo: ‘Ay, ¿quién le dio la sorpresa?’. Ahí caí en la cuenta, me puse a llorar y ni le pude explicar”, contó Maureen.
Apenas salió del hospital, la bebé fue llevada ante el altar de la Virgen de los Ángeles.
Ahora, Ariel está en la universidad y, contra todos los pronósticos médicos, nunca presentó problemas de aprendizaje. Tuvo un seguimiento durante todos estos años, hasta que, hace poco, recibieron la noticia: ya pueden pensar en esta historia como un tema superado.
“Estábamos en el mes de la celebración en torno a nuestra Patrona. El milagro se nos hizo y lo recordará para toda la vida por su nombre: ella es Ariel de los Ángeles”.
En agosto y todo el año. Peculiar es el caso de Carlos Álvarez. Si para muchos se reviste de sacrificio la caminata anual hasta la basílica de los Ángeles, ¿quién imaginaría que este locutor y presentador televisivo la hace tres veces al año?
Sí, Álvarez camina desde el centro de San José hasta Cartago en enero para encomendar el año que inicia en manos de La Negrita, regresa cada agosto para rendirle tributo, y vuelve en diciembre para dar gracias por las bendiciones recibidas.
Siempre acude con las peticiones comunes: proyectos, salud, familia, deseos personales. Sin embargo, su anécdota más memorable tiene que ver con la relación con su hijo menor, Daniel.
“La relación con mis hijos ha sido muy tensa. Estas familias disfuncionales, que lamentablemente cada día son más por errores de nosotros los tatas, llevamos una condición distinta. Por más que tratés de que la cosa funcione muy cercana, hay elementos que no se logran cerrar”, dijo.
En una oportunidad, llevaba muchísimo tiempo sin poder comunicarse con sus hijos. Necesitaba una señal para saber si estaban bien y para comprender si alguna ausencia suya fue recibida como desatención.
Se encomendó a La Negrita y un sábado emprendió la romería.
“De verdad, el lunes me llamó mi hijo Daniel. Yo ni me lo imaginaba. Desde entonces, hemos estrechado una relación mucho más armoniosa.
” Juepuña , sentí una respuesta muy clara sobre una situación muy particular”, expresó.
Álvarez visitará a la Virgen el 23 de agosto, cuando la imagen ya repose en la catedral de Cartago.
Milagro de amor. La romería también es infaltable en cada agosto de Andrés Zamora, mejor conocido como el Padre Mix, director de Radio Q’ Teja.
A La Negrita le guarda un agradecimiento de grandes proporciones. El 27 de julio del 2009, a él le tocó darle a su madre la noticia de que su hermano Daniel, quien tenía tan solo 22 años, había muerto. Lo asesinaron para robarle el celular, justo en la entrada de su casa, en Santo Domingo de Heredia.
Ese año, la romería se suspendió por causa de la pandemia de la gripe AH1N1, una medida sin precedentes. Si los romeros no iban a la Virgen, La Negrita fue a los devotos. Por eso, la imagen visitó varias iglesias en todo el país.
Consternado por el dolor de su madre, Zamora pidió un favor muy especial al sacerdote: necesitaba que la Virgen llegara a darle aliento y consuelo a doña Marta Jara.
No se podía. Aunque la caravana pasaría a 800 metros de la casa, había un protocolo establecido con Tránsito y Fuerza Pública. Imposible desviarse, le contestó.
“Resulta que me llamó el padre, cuando faltaban 400 metros para pasar por ahí, por el polideportivo. Me dijo: ‘Andrés, no me pregunte ni por qué, pero por favor dígame dónde es, dónde está la casa de su mamá’”. Era un 2 de agosto.
El pick-up blanco que transportaba la imagen se parqueó. Doña Marta salió sin imaginar quién había llegado a visitarla.
“El padre Jorge Eddy se acercó y le dijo (a la mamá): ‘Véala a los ojos, porque solo ella, en el dolor como madre, entenderá lo que usted está sintiendo. Aquí la tiene’”, recuerda Zamora.
Esas palabras se quedaron clavadas en la memoria de Jara. Ella entendió que aquella visita era un regalo del cielo.
Una herencia. Este año, muchos de los romeros que emprendan el tradicional peregrinaje a Cartago se toparán con Thelma Darkings en el camino. Ella pasará la noche del 1.° de agosto repartiendo comida en la brigada del padre Sergio Valverde, de la fundación Obras del Espíritu Santo.
No hace la romería porque padece de pie plano, pero eso no es escusa para faltar en la basílica. Aunque sea va en carro, pero de que llega, llega.
“Una vez tuvimos a mamá muy malita. La operaron por un hematoma subdural (acumulación de sangre en el cráneo). Nos habían dado el 0,004% (de probabilidades de supervivencia). Y salió. Ella era diabética, además”.
Thelma, actriz y presentadora, había encomendado esa cirugía al amparo de “La Negra”.
En su casa, siempre hay agua bendita. La devoción por la patrona de Costa Rica se la inculcó su madre, María del Carmen Bucknam, quien dejó este mundo hace 24 años.
Del bolsillo de Darkings salen cada año emparedados, confites o cualquier otro bocadillo para calmar el hambre de quienes atraviesan a pie la famosa cuesta de Ochomogo. Sin falta.
“Mamá fue adoptada. Por su orfandad y el amor a la gente, siempre pidió que se les diera a comer. Siempre lo hago, pero yo elegí el 2 de agosto, por mamá, en honor a mi mamá”. Esta es su promesa.