Bruce Springsteen dijo en una entrevista reciente que desde hace años combate una depresión severa, pero en su recién publicada autobiografía, Born to Run ('Nacido para correr'), por primera vez entrega detalles de esta difícil experiencia.
El cantante explica que aún necesita curarse de la depresión, y que atraviesa crisis cuando regresa de las giras.
El autor de Born in the USA cuenta que la enfermedad es consecuencia de los miedos que tuvo cuando joven al vivir con su padre en una modesta casa en Nueva Jersey, y admite haber heredado algunos de sus demonios.
Pese a la tensa relación que mantuvo con su progenitor, el rockero recuerda que cuando se separó de su primera esposa recibió una propuesta sorprendente de su padre: volver a instalarse por un tiempo en la pequeña casa familiar.
“El viejo al final me quería en casa”, comenta el cantante. Pero rechazó la propuesta.
El padre de Springsteen, Doug, trabajó como obrero industrial mientras luchaba contra el alcoholismo y algunos problemas mentales, debilidades que le confesó años más tarde a su hijo.
“No he sido muy justo con mi padre en mis canciones, cuando le describí como el arquetipo de padre negligente y autoritario”, reconoce el músico de 67 años. “La historia es mucho más complicada. No en los detalles de los sucesos, sino en el por qué de todo eso”.
Springsteen también describe en sus memorias su amor por se segunda esposa, Patti Scialfa, la cantante de su grupo E Street Band, y sus tres hijos.
Otro aspecto relevante del libro es la relación con su madre, a quien describe como una heroína. Fue ella, Adele, quien le compró su primera guitarra eléctrica, pese a que tenían una precaria situación económica. AFP