Aunque cualquiera podría pensar que en las cabeceras de San José y Alajuela queda poco espacio para acomodar más familias, se necesitan construir unas 15.000 viviendas.
Esa es la cifra de hogares en esos cantones que viven en casas muy deterioradas o bajo techos compartidos, según estadísticas de la Fundación Promotora de Vivienda (Fuprovi).
La necesidad de generar soluciones de vivienda dignas para esas familias plantea múltiples retos a las municipalidades y a los desarrolladores, en ciudades donde las opciones son limitadas.
“Un gran condicionante es, sin duda, el costo de la tierra, el cual ha alcanzado proporciones sumamente altas, lo que hace inviable ejecutar cualquier proyecto que no sea de alto valor”, aseguró Randall Murillo, director de la Cámara Costarricense de la Construcción.
Para Johnny Araya, alcalde de San José, la capital tiene potencial para albergar más familias y considera que la solución es construir en vertical.
“Ya hay proyectos en marcha, como los que se pueden ver en Sagrada Familia, cerca del Rancho Guanacaste, en Cristo Rey, donde hay oferta en altura para sectores de menores ingresos”, aseguró Araya.
En ese cantón (donde según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) viven 1,6 millones de personas) faltan 8.633 casas, según Fuprovi.
En Alajuela también se apuesta por la vivienda en vertical pero, para el alcalde Roberto Thompson, el congelamiento del plan regulador y los límites de altura para los edificios (por la cercanía con el Aeropuerto Juan Santamaría), dificultan esa alternativa.
A esos factores técnicos se suman los culturales.
“Debe haber un cambio en los reglamentos vigentes pero también en el concepto de vivienda que la gente tiene que desarrollar (...).
“En Alajuela, en términos generales, la gente es reacia a las soluciones de más de tres pisos. Han intentado hacerlas y la gente no las acepta mucho”, aseguró Thompson.
En esa cabecera (de 302.000 habitantes) se necesitan 5.726 casas nuevas, según Fuprovi.
Para Thompson, el déficit de vivienda se hace notorio al tener en cuenta que en ese cantón hay cerca de 40 asentamientos en precario.
Pese a que entre las autoridades y el sector construcción hay consenso en que la vivienda en altura es el modelo a seguir para paliar el déficit habitacional, también surgen otras opciones.
Una de ellas es la que surgió desde el Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR), para que se aprovechen edificios capitalinos que estén en desuso, o tengan varios pisos desocupados.
Abel Castro, presidente del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA) también sugiere promover edificios de uso mixto, donde se aprovechen los niveles inferiores para el comercio y en los de arriba haya apartamentos.
Bajo control, por ahora
Según la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) del 2015, durante ese año el Déficit Cuantitativo de vivienda (total de hogares menos casas ocupadas) representó el 1,78% del total de hogares del país. En el 2014 había sido de 1,83%
La Cámara de la Construcción, el CFIA y Fuprovi consideran que ese dato es señal de que el país, hasta ahora, ha logrado atender la necesidad de vivienda. No obstante, advirtieron, ello no implica que la tarea esté cumplida.
“Tenemos más de 40.000 familias que viven en precarios o tugurios. Si las multiplica por tres o cuatro miembros, está hablando de 160.000 personas: niños y adultos mayores que no tienen condiciones mínimas de habitabilidad.
“Está bien, no estamos tan mal, pero hay cientos de familias en Costa Rica que viven en condiciones infrahumanas”, dijo Franklin Solano, asesor de la unidad de investigación de Fuprovi.
Solano llamó la atención, además, sobre cómo el hecho de que los costarricenses se reproduzcan cada vez menos no significa que la demanda de casas vaya a desacelerar de la misma forma.
“Los jóvenes están menos proclives a reproducirse, entonces hay cada vez hogares más pequeños, que igual necesitan casa. Si hay un millón de personas y se agrupan en familias de 5 personas, con 200.000 viviendas se les da vivienda, pero si ese millón de personas se agrupa en grupos de 3.5 o 3.3 personas, como está sucediendo ahora, necesito más viviendas”, explicó Solano.
Rosendo Pujol, ministro de Vivienda, consideró que el dato que maneja Fuprovi sobre la necesidad de vivienda nueva es bastante acertado, pero explicó que la cifra que maneja el Gobierno sobre San José es mucho menor, cercana a los 3.000.
Pujol coincidió con el sector construcción y la Fundación en que para reducir el déficit de vivienda en las ciudades, los proyectos en vertical son clave, y aseguró que El Gobierno ha procurado invertir en proyectos para familias en pobreza en esa modalidad.
De acuerdo con los registros del Banco Hipotecario de la Vivienda (Banhvi), desde el inicio de la Administración actual hasta el pasado 31 de diciembre, se han pagado 295 bonos de Vivienda en el cantón de San José y otros 200 en Alajuela, con una inversión de ¢3.288 millones.
Fuprovi, el CFIA y la Cámara de la Construcción también advirtieron de la posibilidad de que en unos años crezca el déficit de vivienda, si a las edificaciones actuales no se les da el mantenimiento necesario y llegan a quedar inservibles.