Redacción
"Me ahorro tiempo y dinero, la verdad es una ayuda muy grande, se me dificultaría mucho (llegar al trabajo) sin estos buses". Así resumió Karla Mora, vecina de Los Lagos en Heredia, su experiencia con el servicio de Interlinea entre La Valencia y Santa Ana, la cual le permite llegar a su lugar de trabajo sin tener que cruzar la capital.
Desde enero de este año, Mora es una de los cientos de usuarios que utilizan las nuevas rutas de Interlínea: Guadalupe-La Valencia, Escazú-Hatillo y La Valencia-Santa Ana. Cada viaje cuesta ¢350, aunque los desplazamientos oscilan entre 18 y 34 kilómetros.
Estos tres recorridos se suman a los que ya funcionan desde octubre del 2013 y que son: La Uruca–Escazú, La Uruca–Guadalupe y Desamparados–Moravia.
La Nación pone a su disposición una aplicación digital que le permite revisar las rutas de los seis recorridos, dónde están las paradas e imágenes de cómo lucen en la actualidad.
Personas como Karla Mora, quienes utilizan el servicio diariamente pagan ¢350 por viaje (¢700 ida y vuelta). Si no existiera esta ruta de Interlínea tendría que tomar tres autobuses, que incluyen cruzar San José y sus gastos por día ascenderían a ¢1.800.
Si en promedio viaja 20 días al mes, su inversión es de ¢14.000 en pasajes de Interlínea, un monto mucho más económico que gastar ¢36.000 (en tres buses distintos), sin contar el tiempo de traslado.
Los 34 kilómetros del viaje que comprende esta ruta, entre el Consejo Nacional de Rehabilitación –en La Valencia– y la panadería Joselito, en el centro de Santa Ana, se recorren en 50 o 60 minutos, dependiendo de la hora. El viaje en tres unidades distintas, cruzando la capital, podría demorarse el doble, o incluso el triple, según las horas del día.
Sin embargo, los beneficios en tiempo y precio que agradecen los pasajeros, no son vistos de la misma manera por los empresarios de autobuses que soportan el servicio. Según declaraciones dadas a La Nación, los transportistas consideran que la demanda es insuficiente para que los recorridos sean rentables.
"Es como todo, a veces hay días que va mucha gente y otros que no tanta. Salimos cada 20 minutos y ya uno ve a la misma gente en los mismos horarios", señaló José Ureña, chofer de la Interlínea entre Hatillo y Escazú.
Por ahora, el Consejo de Transporte Público no tiene el detalle de cuántos usuarios utilizan diariamente las nuevas Interlíneas, aunque las empresas están obligadas a entregar un reporte.
Cosas que mejorar. Aunque cada autobús pasa –en promedio– cada 15 o 20 minutos, las condiciones en las que los usuarios tienen que esperar podrían mejorarse. El paso de los años, la falta de inversión y mantenimiento y el vandalismo han provocado problemas en las paradas y en las señales de tránsito.
Por ejemplo, de las 72 paradas que hay en la ruta La Valencia-Santa Ana, el 15% de ellas no tiene el rótulo correspondiente y en otros casos, la señal está en el suelo, o solo está el poste, porque se robaron el resto.
Si a eso le agregamos que la época lluviosa se extiende en el país de mayo a noviembre (aproximadamente), los usuarios se la tienen que jugar muchas veces sin aceras o sin techos para cubrirse.Las Interlíneas Guadalupe-La Valencia, Escazú-Hatillo y La Valencia-Santa Ana comprenden 160 paradas, pero solo en 66 de ellas (el 40%) tienen techo para que la gente pueda resguardarse de las inclemencias del clima.
En un recorrido realizado por La Nación, es posible encontrar desde paradas estructuras, con techo, asientos y señales, hasta matorrales sin un indicador de que los buses deben de detenerse en este sector. En el peor de los casos, la gente debe esperar en el caño o en la calle, porque tampoco hay aceras.
Las tres interlíneas que funcionan desde enero de este año son operadas por nueve distintas empresas de autobuses, que cuestionan si el servicio es económicamente rentable.
La ruta Guadalupe-Valencia esta a cargo de: Coopana RL, Autotransportes Moravia y Guadalupe Limitada. La Valencia-Santa Ana la operan: Compañía de Inversiones Tapachula, Transportes Unidos la 400, Autobuses Barrantes Araya y Transportes Zúñiga e Hijos.
Y la de Escazú-Hatillo está a cargo de: Compañía de Inversiones Tapachula, Metrocoop RL y Transportes 205.
"Eso no es rentable, económicamente está fatal. Hay días que apenas se salen con los gastos del diesel y del chofer, pero hay que dar el servicio. Nosotros ponemos cuatro unidades diariamente", explicó Alfredo Sequeira, encargado de operaciones de Transportes Unidos la 400.
El Consejo de Transportes Público (CTP) sostuvo una reunión con las empresas autobuseras para consultarles sobre los detalles y alcances de las Interlíneas desde su implementación.
"A ellos se les pidió información, pero ellos pidieron un plazo para entregarla en un único expediente de movilización de todas las rutas. Ya con eso se actualizarían horarios, flota y ellos podrían inscribir las unidades, para tener un permiso definitivo", manifestó Aura Álvarez, directora técnica del CTP.
Álvarez reveló que la ruta que preliminarmente ha tenido menos aceptación es la de La Valencia-Santa Ana y esta ruta deberá ser sometida a un análisis más profundo.
Además, se esta valorando la incorporación de una nueva Interlínea, la cual sería entre Hatillo y Guadalupe, pero por ahora se estudia la posibilidad de que cruce por ciertos sectores de Desamparados.
Para las primeras tres rutas en servicio (La Uruca–Escazú, La Uruca–Guadalupe y Desamparados–Moravia), el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) tenía la expectativa de llegar a los 10.000 usuarios por día, pero no se alcanzaron los 6.500 viajeros en los primeros cortes emitidos por la entidad.