“Aquí vamos, al suave, al suave. El único pedacillo feo es al salir detrás de la UCR”.
Son casi las 10 de la mañana del día de estreno de la intersectorial entre Moravia y Desamparados. En el cruce de semáforos de Novacentro, mientras espera el cambio de luces, el chofer le cuenta a un colega curioso cómo le está yendo.
Igual de amable responde a los pasajeros que preguntan por dónde pasa este bus o si para cerca de tal o cual lugar. No son muchos los que han abordado, apenas una docena. Es hora valle y las presas dan una tregua.
–Señor, ¿usted pasa por la Fidélitas?–, le pregunta un joven desde la acera.
–No, pero paso por la Latina. Por ahí le sirve–.
El chico duda y sigue su camino.
–No es ni un un kilómetro de la Latina a la Fidélitas. Podría caminar. Qué raro…–, comenta una mujer entrada en años que se ha sentado diagonal al conductor. Abordó el bus unos minutos antes, en el parque de Moravia, tras preguntar si esa ruta es la que pasa por la rotonda de Betania.
Cuando el bus llega cerca de Betania es precisamente cuando más gente se baja. De Moravia a Betania no existía una ruta directa y ahora esos kilómetros se cubren en solo 15 minutos “al suave”.
–¿Usted sabe cuál parada me sirve para estar yendo al Registro?–, pregunta otra mujer.
Entre Moravia y Curridabat, sede del Registro Nacional, tampoco existía una ruta directa hasta ahora. De parque a parque el trayecto tomó 37 minutos. Hacerlo pasando por San José –sin presas– no tomaría menos de una hora, además de que agregaría un poco más de smog a sus pulmones y un poco de transpiración a su ropa, la propia de cualquier mañana soleada de octubre.
El recorrido total hasta el parque de Desamparados duró 10 minutos menos de lo previsto, es decir, 50 en total. Abordo había gente que normalmente viaja en bus. Somos los mismos acostumbrados (u obligados) a usar el pésimo sistema de transporte público de Costa Rica que ahora simplemente tenemos cómo brincar de un lado a otro de la ciudad sin pasar por el corazón de San José.
Algunas paradas no se hacen, otras están mal señaladas. Además, el chofer sube y baja gente donde se lo piden. No hay problema. Eso no genera quejas. Así funciona este país. Lo extraño es, en realidad, que las intersectoriales estén funcionando.