Se prevé que los faltantes energéticos del país los satisfará la entrada en operación de los dos proyectos hidroeléctricos más grandes del país, hoy en manos del ICE: el Reventazón y Diquís, según autoridades de la entidad.
La conclusión del proyecto Reventazón, en Siquirres, está programada para el primer trimestre del 2016 y, según Luis Pacheco, gerente de Electricidad del ICE, avanza según lo programado.
Hoy hay cuatro represas hidroeléctricas funcionando en el país: Arenal, Cachí, Angostura y Pirrís. La planta Reventazón será de las de mayor capacidad instalada, con 305 megavatios (Mw).
“Todo marcha bien, pero Reventazón no nos va a permitir nada más que paliar las oscilaciones entre invierno y verano. Lo que nos daría es el tiempo necesario para diversificar nuestra matriz como debimos hacerlo hace tres años: acudiendo a la geotermia”, dijo René Castro, ministro de Ambiente.
La planta del Diquís, en el sur, se alimentará del río El General y tendrá una capacidad de 650 MW. Este plan estaba previsto para el 2015, pero se estancó por atrasos en la obligatoria consulta indígena y no se ha hecho siquiera el estudio de impacto ambiental; tampoco está definido el financiamiento.
“En Diquís, estamos en una de esas interminables discusiones en las que Costa Rica parece haberse enfrascado y lapidar su capacidad de crear consensos. El ICE debe apurarse con el Diquís, es muy necesario”, advirtió Castro.
Si fueran una realidad, ¿hacia dónde irán los excedentes?
Pacheco explicó que una vez satisfecha la demanda en el país, con recursos de bajo costo, el ICE buscará colocar los excedentes en el mercado centroamericano.
“La entrada del PH Reventazón puede poner a nuestra disposición excedentes interesantes de negociar en el mercado, lo cual se hará a su debido tiempo”, dijo.
Aún no es posible estimar cuál sería el sobrante energético ni si podrá colocarse fácilmente en el Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central (Siepac). Por ello, el Instituto aún no hace cálculos de cuánto impactaría las tarifas.
Si la entrada en operación del Reventazón sufriera retrasos, “ocurriría una catástrofe”; se darían súbitas alzas en recibos eléctricos e incluso apagones, pronosticó el ministro Castro.