Al pie del cerro Platanar se esconde, callada y elegante, la laguna Pozo Verde, un sitio de visita obligatoria para quienes se aventuran a recorrer el Parque del Agua.
Como si se tratara de un gigante diamante verde, el agua cambia de tono según la intensidad y la posición de los rayos del sol. Así, por instantes, se ve muy verde, en otros momentos azulada y por ratos más teñida de amarillo.
Su profundidad de unos 10 metros y son los componentes del suelolos que definen esa singular coloración. Esta joya natural, orgullo de los sancarleños, se ubica en una finca de 239 hectáreas llamada Pozo Verde, la cual fue adquirida por Coopelesca en el año 2010.
A ella se llega caminando unos cinco kilómetros desde el albergue, cruzando bosques, cristalinos riachuelos y pastizales verdes.
Este es uno de los principales atractivos que ofrece el parque aunque, por el momento, las visitas de turistas son muy limitadas.
Gerardo Rojas, representante de la Asociación Pro Desarrollo del Parque Nacional del Agua Juan Castro Blanco (Apanajuca), explicó que se buscan opciones para impulsar un desarrollo turístico, pero controlado, de bajo impacto ambiental. Apanajuca es una organización no estatal y sin fines de lucro creada hace 14 años para proteger y preservar el Parque del Agua.