El jueves, un vuelo de la aerolínea Delta fue desviado a Liberia. Delta, por iniciativa y cuenta propia, coordinó el transporte en autobús para los pasajeros hacia Alajuela, directo al aeropuerto Juan Santamaría. Solo esa compañía lo hizo.
El Gobierno todavía no ha definido cómo debe atender a los visitantes que quedan en el limbo, cuando su principal terminal se ve forzada a cerrar operaciones por desastres, como la caída de ceniza volcánica.
¿Hacia dónde enviarlos en caso de retrasos o cancelación de sus vuelos?, ¿cómo transportarlos?, ¿a quién le corresponde pagar por esos gastos?
Álvaro Vargas, director de Aviación Civil, y Juan Belliard, jefe de Operaciones de Aeris (firma administradora del Santamaría), explicaron que se ha hablado de varias posibilidades, pero no están claras. En primera instancia, las que deben encargarse de la logística son las 22 aerolíneas que ahí operan.
Una alternativa es enviar a los pasajeros a un hotel mediante transporte público. Ambos (hotel y transportistas aún no definidos) cobrarían tarifas especiales para facilitar la tarea.
Otra opción sería dirigirlos desde y hacia el aeropuerto de Liberia, Guanacaste, con ayuda de los autobuseros. Empero, ni Aviación Civil ni el viceministro de Transportes, Sebastián Urbina, tienen claro qué porcentaje de operaciones de Alajuela podría acoger Liberia.
“Habría que ver, en cada caso, si tiene sentido llevar a los usuarios hasta Liberia. La decisión de transportarlos no es sencilla por asuntos operativos; aún se debe reafinar el protocolo para el traslado de pasajeros. Los transportistas están anuentes a ayudar en esto, pues se trata de un tema país”, dijo Urbina.