Flor Fallas, de 54 años, asegura que ir guardando el agua potable en botellas plásticas desde que esta amenaza con escasear, es de las pocas alternativas que tiene para garantizarse que tendrá, al menos, un poco del vital líquido.
No importa cuán crítica sea la situación o cuán seco sea el mes del año, nunca recoge agua llovida en su barrio, en Platanares de Moravia. Si nota que el agua del tubo “sale sucia”, simplemente la vacía en el tanque del inodoro y reintenta un rato después.
“Aquí quitan mucho el agua y no avisan. Se levanta uno y no hay ni una gota. Hay que recoger en botellas, galones, hacerse de un estañón plástico”, cuenta Flor.
El próximo verano amenaza con ser crítico y los vecinos de las zonas afectadas deben idear trucos para abastecerse.
Otros como José Artavia, poblador de Los Filtros de Alajuelita, están acostumbrados a lo drástico de los racionamientos y no pareciera interesarles si el próximo verano será mejor o peor.
Un par de años atrás, Rebeca Vasconcelos y su suegro, Juan Jiménez, adquirieron dos estañones medianos que, al menos en su caso, resultan una solución definitiva. “Aquí, la sequía es de enero a mayo, pero en marzo aprieta más. A veces cuesta que vengan los camiones cisterna; entonces lo mejor es el estañón”, dijo Jiménez, de 66 años.
Ronald Sánchez, director de la Escuela de Platanares, afirmó que en la institución no suele escasear el agua. Empero, alarmado por la amenaza de sequía, dijo que comprará dos tanques más (ya tiene dos grandes) para garantizar el abastecimiento de sus 305 alumnos.
En algunas zonas del país no hace falta que sorprenda la época seca para que empiecen los cortes. De hecho, el acceso al agua ha detonado graves conflictos entre alcaldes como los de Paraíso, Oreamuno y Cartago , quienes se pelean el caudal de las fuentes que comparten.
Hace un par de años nació entre Grecia y Atenas un conflicto para el que aún no se vislumbra una salida concreta, pese a que en semanas recientes hubo conversaciones tendientes a buscar una solución. Mientras que en Atenas 18.000 personas sufren cortes, en Grecia –donde el agua es suficiente– pretenden asegurarse el agua para su desarrollo urbano.