Las familias de la Gran Área Metropolitana (GAM) deberán prepararse, pues dentro de 15 días comenzarán a sufrir los recortes de agua previstos por el AyA.
Aunque se siente desde noviembre, la época seca y las condiciones asociadas al fenómeno El Niño afectarían el abastecimiento hídrico desde finales de enero y hasta abril.
En los meses más críticos –marzo y abril– se quedarían sin agua hasta 400.000 personas en la GAM, según cálculos del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
Los primeros y más afectados serán quienes habitan en las partes altas de Desamparados, Alajuelita, Escazú y Santa Ana debido a que las nutren sistemas pequeños, sensibles y muy dependientes de las lluvias.
Unas 16.000 personas (el 1% de los abonados del AyA) experimentarán racionamientos de 12 horas diarias. Serán los residentes en Cascajal y San Rafael del cantón Vázquez de Coronado; Salitral y La Uruca, de Santa Ana; y San Antonio de Alajuelita.
A otros 77.000 (el 6% de clientes ) se les suspenderá el suministro de 6 a 12 horas al día, pero si la escasez es extrema, serán 290.000 quienes quedarán sin agua hasta por seis horas diarias.
Los racionamientos dependerán del comportamiento del clima. En los casos críticos, Acueductos cerrará la llave cada día desde las 9 p. m. hasta las 5 a. m. y de las 10 a. m. a las 4 p. m.
El Instituto Meteorológico Nacional informó de que la sequía se acentuará en marzo y los eventos más probables, durante el primer trimestre, son el evento de El Niño en el océano Pacífico y un episodio frío en el Atlántico.
Para mitigar los efectos, el AyA monitorea fuentes y evalúa disponibilidad y consumo.
Sergio Núñez, subgerente de la GAM, indicó que intervendrán tuberías y válvulas, y usarán camiones cisterna.
Tarde. Según Núñez, las condiciones del verano aún no son “tan graves” por lo que, hasta ahora, el nivel de operación en el acueducto metropolitano es el usual.
“Los efectos se retrasaron, pero se consolidarán conforme avance el verano. Dentro de unas semanas, la afectación se va a sentir como se había previsto”, declaró el funcionario.
Aunque muchos pobladores de la GAM aún no sufren la escasez, 1.500 de El Llano de Alajuelita viven desabastecimientos desde finales de diciembre.
Esto significa que su acceso al líquido no depende de las maniobras del AyA, sino a la disponibilidad en la zona.
En los próximos días, advirtió Núñez, el Instituto aplicará fuertes recortes en Salitral y barrio España, en Santa Ana.
Dichas acciones no causan sorpresa a José Solís, quien vive en barrio España desde hace 29 años y, desde entonces, cada verano sufre faltantes. Aunque él se las ingenia con un pequeño tanque azul, vecinas como Amalia Ruiz deben usar ollas y garrafas para aprovisionarse.
“Aquí ha habido problemas toda la vida. Vivo en una montaña y el servicio es pésimo. El problema es que el AyA no nos da suficiente agua para sobrevivir; incluso nos llega sucia”, dijo Solís.
Positivo. De acuerdo con el Instituto, el porcentaje de la población afectada este año bajará con respecto al verano pasado: pasará de 13% al 9% porque incorporarán proyectos de mejora al macrosistema de la GAM.
Aún no se ha definido el número de perjudicados en los 150 sistemas periféricos –y menos en todo el país– mas Javier Valverde, subgerente de Periferias, informó de que el Pacífico norte sería de las regiones más golpeadas.
Yamileth Astorga, presidenta del Instituto, recordó que entre los principales detonantes de la escasez está el que los costarricenses creen que el agua es un recurso inagotable.
Colaboró el fotógrafo, Albert Marín.