Se frotaba las manos y estaba ansioso. Cuando dijeron su nombre saltó de la silla y se dirigió orgulloso a recoger el título que lo certifica como exfumador, pero más que eso como vencedor en una batalla que libró durante más de 50 años.
Se frotaba las manos y estaba ansioso. Cuando dijeron su nombre saltó de la silla y se dirigió orgulloso a recoger el título que lo certifica como exfumador, pero más que eso como vencedor en una batalla que libró durante más de 50 años.
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