En pocos meses dejaron atrás su adolescencia. Los juegos y las amigas fueron sustituidos por pañales y nuevas obligaciones. En los últimos días, el tema de las madres adolescentes volvió a la luz pública producto del nacimiento de las trillizas de Karla Chavarría Padilla, de 14 años.
La niña, quien aseguró estar satisfecha por ser madre, tendrá que enfrentar ahora las obligaciones de una maternidad temprana, tres veces más difícil por su corta edad, condición económica e inexperiencia.
Realidad multicausal
De acuerdo con los datos emanados de la Dirección General de Estadística y Censos, el 17,99 por ciento de los nacimientos que se produjeron durante 1994 fueron de mujeres que tenían menos de 19 años. De ellos el 0,6 era menor de 15 años.
De este grupo, el 40 por ciento son madres solteras y un 60 por ciento nunca recibió atención prenatal por vergüenza, temor o desconocimiento.
A pesar de ser producto de muchos factores, los expertos señalan con especial énfasis la carencia de una educación sexual adecuada y poco acceso a los métodos de planificación.
"Se necesita hablar con los y las adolescentes no solo de óvulos y espermatozoides sino de las relaciones íntimas, la vida en pareja y el proyecto de vida", aseguró el psiquiatra Marco Díaz, director del Programa de Atención Integral al Adolescente de la Caja Costarricense de Seguro Social.
Otros determinantes son los problemas familiares, dificultades económicas, y en un porcentaje importante el abuso sexual, principalmente, por miembros del núcleo familiar. El 90 por ciento de las niñas embarazadas menores de 14 años lo están por incesto, y dentro de ese 60 por ciento, el culpable es el padre biológico.
Para Elías Jiménez Fonseca, director del Hospital Nacional de Niños, "el embarazo en adolescentes es un problema social que está relacionado con todas las dificultades que agobian a la sociedad costarricense".
Maternidad difícil
Las jóvenes madres enfrentan serios problemas psicológicos pues tienen que cortar bruscamente su proceso normal de desarrollo y asumir una maternidad temprana sin ninguna experiencia.
En este sentido, las clínicas del adolescente, que funcionan en todos los hospitales de la capital, y grupos de coordinación en las zonas regionales, tratan de darle a las jóvenes apoyo integral mediante la asistencia de gineco-obstetras, enfermeras, trabajadoras sociales y psicólogas. Según Carmen Jiménez, coordinadora del grupo de adolescentes que acude al Hospital de Niños, "antes del parto y durante los primeros meses de nacido el bebé la tensión dentro de la familia disminuye; sin embargo, luego de un tiempo, la adolescente empieza a ser presionada por los padres para que asuma por completo su rol materno, lo cual anula su condición de persona".
La situación no es más alentadora si vive con un compañero, agregó, ya que el hombre delega totalmente en la mujer la educación del hijo. Además, el 50 por ciento de estas uniones terminan en divorcio o separación.
Si la maternidad de por sí es un reto para las mujeres, se convierte en una verdadera carga para las adolescentes, quienes aún no terminan su desarrollo físico y mental.
Esta problemática debe dejar de considerarse como un hecho aislado, cuya responsabilidad recae únicamente en las jóvenes. Se requieren soluciones integrales y efectivas para prevenir estos casos, y también, voluntad para ayudar a las nuevas madres a enfrentar, en forma responsable, su maternidad y proseguir con su vida como miembros activos y valiosos de nuestra sociedad.
Cifras para pensar
De acuerdo con los especialistas, el embarazo en adolescentes constituye un problema de salud pública que está afectando la tasa de mortalidad infantil, el cual debe controlarse en forma oportuna y adecuada.
El 26 por ciento de los niños son prematuros y de bajo peso al nacer (menos de los 2.500 gramos).
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (DGEC), 1994.
Testimonio de madres adolescentes
"No quería ser mamá"
Tres horas después de haber dado a luz y todavía en el lecho de uno de los salones de maternidad del hospital Rafael Angel Calderón Guardia, Luz Barahona, de 14 años edad, dijo ayer que todavía no quería ser mamá.
Soportando aún las molestias del posparto y con sus ojos vidriosos y casi sin poder hablar, la joven comentó -mientras miraba a la bebé que estaba a su lado- que ahora se encuentra muy contenta.
La joven quedó embarazada a los 13 años, pero el padre de la criatura la abandonó cuando supo que llevaba una vida en sus entrañas.
Ella no pasó de primer grado de la escuela, lee con alguna dificultad y todavía no sabe escribir. "Nadie se preocupó por que yo fuera a la escuela", dijo la joven.
Luz había hecho planes de continuar los estudios primarios, pero destacó que ahora esa posibilidad se obstaculizará porque tendrá que dedicarse a la bebé que llevará el nombre de Nidia. Vive con una tía y con su padre en Ipís de Goicoechea pues su madre la dejó cuando estaba pequeña.
Cuando sus familiares supieron que se encontraba encinta no se enojaron, simplemente le pidieron que se cuidara; ella asistió a la consulta prenatal de la clínica Jiménez Núñez, de Goicoechea, en varias ocasiones y allí los especialistas le indicaron que la bebé se encontraba en buen estado.
Pero en los embarazos de adolescentes hay contrastes. Ayer también en ese mismo escenario, Ailen Arguedas Sánchez, de 18 años, explicó que quedó embarazada porque quería tener hijos joven. "Prefiero que me digan mamá y no abuelita", dijo alegremente mientras cargaba a su primogénito Jefrey.
El 18 por ciento del total de niños que nacieron en 1994 fueron hijos de madres adolescentes.
Un 0,6 por ciento -501 madres- eran menores de 15 años de edad.
Un 17,2 por ciento -13.834- tenían entre 15 y 19 años.
Un 72 por ciento -10.328- de los niños hijos de madres adolescentes nacieron fuera del matrimonio.
El 60 por ciento de las adolescentes no recibe control prenatal.