A sus 40 años, Sugey Borloz Arias ha pasado los últimos dos aguardando a que el Hospital México la llame para realizarle un cateterismo cardíaco.
No tiene arterias bloqueadas, pero sí un hueco en el corazón, donde la sangre limpia se mezcla con la contaminada. Por eso, corre el riesgo de sufrir una trombosis... y de morir.
Ese diagnóstico se lo hicieron hace cinco años, cuando pasó a formar parte de los pacientes en lista de espera del Hospital Calderón Guardia.
Luego se enteró de que solo en el Hospital México colocan la malla especial (Amplatzer) que se necesita para tapar el agujero en su corazón. Y ahí también entró en otra lista, esta vez para un cateterismo cardíaco.
Cuando leyó en La Nación que el México no había logrado localizar a 97 pacientes del listado pensó que ella podría estar en ese grupo y llamó al centro médico, pero, para su sorpresa, le dijeron que debía presentarse al hospital y buscar a un médico de apellido Aguilar, los martes o jueves, de 1:30 a 3:30 p. m., si quería aclarar su situación.
Pero sucede que Borloz Arias es odontóloga en el área de salud de Las Horquetas, Sarapiquí, y sacar un día libre para ir a probar suerte no le es sencillo.
“Reclamo mi derecho a que, aunque no tengo ese tipo de condición (arterias bloqueadas), tengo otra que está afectando mi vida”, comentó la profesional, en referencia a la crisis que sufrió hace 22 días.
Relató que hace casi un mes tuvo mucho dolor en el pecho y migraña. Los médicos le descartaron un cuadro de estrés y más bien vincularon todos estos síntomas con su afección cardíaca de fondo.
“Hay un desorden tan grande (en el Hospital México). Lo único que me va a quedar es poner un salacuartazo (un recurso de amparo ante la Sala IV).
”Por mi condición de fondo, está subiendo la presión pulmonar. Tengo una calidad de vida que se está viendo afectada porque en cualquier momento me agarra una crisis y tengo el riesgo permanente de una embolia”, dijo con preocupación.