Achuapa, Nicaragua. La rutina se quebró súbitamente. Uno, dos... tres, cuatro... muchas muertes en muy pocos días. Ahí comenzó el drama que viven desde el pasado martes los habitantes de esta pequeña comarca ubicada 113 kilómetros al norte de León.
De la noche a la mañana todo cambió para los lugareños, campesinos de cepa, hombres y mujeres de manos callosas, pies descalzos y piel calcinada por el sol. Ya no hablan de las cosechas de maíz, frijoles, trigo o ajonjolí que perdieron con las lluvias; su preocupacion ahora es esa pesadilla de muerte y dolor que postra a sus familiares con fuertes fiebres, vómitos y dolores de cabeza.
Diariamente se concentran y esperan frente al humilde puesto de salud, que se transformó de un momento a otro en un hospital, con uno de los trajines más fuertes de las ultimas semanas, mientras sus caballos y mulas aguardan en el primer palo que encuentran.
Pero no solo ellos esperan. Las autoridades sanitarias de Nicaragua se mantienenesperanzados de que los resultados que llegarán pronto de Atlanta, Estados Unidos, clarificarán de una vez por todas la causa de la inesperada epidemia que ya ha cobrado 13 vidas y ha obligado a atender a 1.120 persona más con los mismos síntomas.
Los parientes esperan fuera de ese centro... no importa la lluvia ni el sol; lo único que anhelan es que sus esposas, hijos, madres, hermanos, nietos se recuperen y puedan volver a sus humilde viviendas. Las calles están desoladas, el trajín se halla concentrado en un solo sitio.
El cuadro en el centro de salud es impactante. Las enfermeras corren de un lado a otro para no dejar de atender ni a un solo paciente, las madres acompañan a sus hijos con la angustia y el cansancio dibujados en el rostro. Mientras tanto, los contagiados yacen sin fuerza en tijeretas, camillas y colchones.
Los médicos y todo el personal auxiliar se han olvidado de horarios y rutinas. Su misión es aliviar a la población del inesperado padecimiento, que llegó sin invitación a agravar la gama de enfermedades que azotan a Achuapa: colera, malaria, dengue, infecciones respiratorias agudas y variados cuadros febriles.
Aunque los especialistas no saben todavía cual es el origen del mal, eso no ha sido obstáculo para que a los afectados se les esté dando la mejor atención posible y se desarrollen al mismo tiempo intensas campañas preventivas.
Entre piedras, agua y lodo
Llegar al centro de Achuapa no es fácil para ningún campesino. Isabel Sevilla caminó una hora entre lodazales, con su hija Yésica, de seis años. No tenía otra manera de hacerlo; ni los mismos vehículos de doble tracción pueden con lo agreste de las trochas. Llegó rendida a asistir a su pequeña desde una silla.
Pedro Pablo Zamora salió el sábado a las 9 a.m. de su casa, con su esposa, Crenia Gutiérrez, que tenía cuatro días de soportar fuertes fiebres, vómito y dolar de cabeza. Arribaron al centro de Achuapa a la 1 de la tarde. Su hija, Sara Cuadra Gutiérrez, venía en otra bestia ayudándole porque tenían que transitar muy despacio debido a las malas condiciones del camino, desde su casa en la montaña hasta el poblado.
Igual suerte corrió Antolín Toruno, quien tardó 40 minutos en bestia con el único afán de que los médicos vieran a su hijo Bayardo Antonio. El menor se encontraba en una cama del hospital, temblando por la fiebre, mientras su padre concentraba la mirada en él, colocándole pañuelos para bajarle la temperatura, con una mano, y cobijándolo con la otra para aliviarle el frío.
Las preguntas sobraban y el dolor también. Ellos no saben qué hacer, lo único que quieren es que esa pesadilla termine cuanto antes y que el pueblo retorne a
su pobreza habitual, pero sin lamentar la ausencia de ningún pariente. Roberto Jiménez, uno de los especialistas de Managua que se desplazó hace una semana a Achuapa para atender la emergencia, dijo que la afluencia de pacientes está bajando.
"Esto no es nada, hoy está vacío", dijeron médicos y enfermeras a La Nación durante una visita efectuada la tarde del sábado. Aún así, el hospital estaba lleno, y los periodistas y fotógrafos se constituían en un estorbo por la cantidad de trabajo.
En la sala de espera - una carpa que donó el ejército nicaragüense- no cabía un alma; adentro todas las camillas estaban ocupadas y los médicos, pacientes y acompañantes pegaban unos con otros. El hacinamiento era total.
Pero el trajín no solo era en Achuapa. En el hospital Danilo Rosales, en León, un grupo de profesionales enviados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) trataba de analizar la situación en el auditorio.
La expectativa estaba centrada en las informacionesque llegarían en algún momento de Georgia, Atlanta, sobre las causas del padecimiento. Se estima que hoy pueda conocerse algún resultado que clarifique la situación.
Mientras tanto, el personal sigue luchado en el campo con fortaleza y la población de Achuapa continúa soportando este golpe que volcó la mirada internacional hacia esta retirada zona en el noroeste de Nicaragua.
La fiebre en cifras
Autoridades sanitarias nicaragüenses despliegan un intenso trabajo para atender la emergencia y reducir la tensión y alarma que hay en Achuapa. Esta es la situación:
103 internados en el hospital-escuela Danilo Rosales, ubicado en el departamento de León.
Población. 12.898 habitantes.40 pacientes ingresan, como promedio diario, en ese centro médico con síntomas similares.
13 muertes oficiales registra el Ministerio de Salud de Nicaragua.
8 defunciones están en estudio para determinar su causa.
Alrededor de 1.120 personas afectadas.
Entre 60 y 70 pacientes diarios se atienden en el hospital que se improvisó en Achuapa.
La gente presenta fiebres que oscilan entre 39 y 40 grados centígrados.
En el hospital de Achuapa, se atiende a personas que padecen malaria, cuyos síntomas son similares a los del dengue, o cólera.
Poco a poco, superando las dificultades del escabroso y largo camino, el Ministerio de Salud y las autoridades de Gobierno han enviado un contingente de 80 profesionales en diferentes disciplinas para dar atención a los pacientes.
El hospital de Achuapa cuenta ya con un equipo portátil de rayos X, un pequeño laboratorio, y se analiza la posibilidad de colocar un teléfono para establecer comunicación con León y Managua.Fuente: Ministerio de Salud de Nicaragua, hospital-escuela Danilo Rosales y hospital de Achuapa.
Achuapa
Municipio del departamento de León
Actividad económica. Agricultura de subsistencia. Los campesinos se dedican a sembrar frijoles, maíz y ajonjolí para subsistir; lo poquito que les sobra lo venden.
Caminos. Solo se puede entrar en vehículo de doble tracción, a caballo o en carreta.
Ubicación. Al norte del departamento de León, limitando con Estelí.
Características de la población. Población rural dispersa.
Comunicaciones. No hay teléfono en Achuapa.