Montada en una pequeña y bulliciosa Vespa, Sugey Mendoza transita por todas las calles y trillos nicoyanos buscando adultos mayores, que ahí abundan como abejones de mayo.
Ella es asistente técnica en atención primaria en salud (Ataps). En el lomo de su motocicleta, carga la hielera en donde guarda las vacunas y otros medicamentos que utiliza en estas visitas domiciliares.
Se podría decir que Sugey, como otros técnicos, se convierten en los 'ojos' de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) en cada casa a la que entra. Más en estas comunidades.
Nicoya, junto con Hojancha, Nandayure, Carrillo y Santa Cruz ostenta el honor de estar entre las cinco zonas azules del mundo por la alta longevidad de sus habitantes.
El impacto de un envejecimiento prolongado entre sus pobladores, es la 'gasolina' que hoy mueve el motor que le permite a Mendoza visitar, casa por casa, a los más viejos de este cantón.
Desde los Ebáis, pasando por hospitales periféricos como el de Nicoya (La Anexión) y regionales como el de Liberia (Enrique Baltodano), la Caja está desarrollando una red de servicios en esta provincia enfocada en mejorar la atención de la salud de la población adulta mayor.
Se podría decir que Guanacaste es hoy un gran laboratorio donde se está ensayando un modelo para atender el envejecimiento que, en un futuro cercano, será replicado en el resto del país, pues se estima que para mediados de este siglo, los adultos mayores serán el 30% de la población nacional.
Datos del Área de Salud de Nicoya calculan en 5.795 las personas mayores de 65 años ahí. De ellos, casi la mitad, supera los 75 años (2.465 personas están en este último grupo).
La directora de esa Área de Salud, Tannia Tánchez Ávila, explicó que se están reforzando los servicios en todos los niveles: desde la atención de la salud, hasta la prevención de la enfermedad y la promoción de estilos de vida saludables entre los adultos mayores.
La tarea, por supuesto, rebasa a la Caja, por lo que esta institución ha involucrado en todo este proceso a otras del sector público y privado.
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Tocando puertas
Cuando el sol apenas picaba lo suficiente para pegar la ropa al cuerpo con el sudor, Sugey Mendoza llegó a la casa de las hermanas Florinda y Betsy Suárez Aguilar, el jueves 6 de abril.
Como todos los días, Florinda de 95 años, la mayor de las hermanas, cuidaba a su 'pequeña' de 90 en una casa de madera esquinera, amplia, con árbol de aguacate y Mirto en el patio, herencia de sus padres muchas décadas atrás.
Además de la pensión por vejez que Florinda recibe tras años de laborar como cajera en varias dependencias públicas, las dos viven bajo el amparo de varios sobrinos que se encargan de facilitarles los suministros básicos para pasar sus días. Son solteras y ninguna tuvo hijos.
Estas visitas domiciliares son básicas para la funcionaria de la CCSS. Aunque también se las realiza a personas de otras edades, como sucede en otras partes del país, aquí ella pone un especial cuidado cuando se trata de adultos mayores; entre ellos, estas dos vecinas del barrio La Cananga, en el centro de Nicoya.
Mendoza repasa con Florinda medicamentos, vacunas y citas médicas. Pero también pregunta si alguien las visita, cómo las cuidan, qué comieron, quién las ayuda con el baño y cómo hacen para desplazarse a las citas médicas que tienen programadas.
Florinda contesta: "Carlos -uno de los sobrinos- nos trae víveres todos los meses. También nos ayuda a pagar a la muchacha que tenemos para que nos limpie. Otro sobrino nos acompaña en las noches porque yo soy muy miedosa. ¡Más en estos tiempos que pasan tantas cosas! Yo soy sorda y padezco de la vista", contó.
Mendoza anota todo en un expediente y aprovecha para ponerle a ambas hermanas la vacuna contra el tétanos.
"En cada visita de estas se tarda, en promedio, 40 minutos. Pero con adultos mayores a veces se dura más. Ella es la responsable de alertar a otros eslabones de esta red si detecta algún riesgo o amenaza inminente para estas hermanas y para cualquier otro adulto mayor.
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Los eslabones de esa red están integrados, entre otros, por universidades públicas, el Ministerio de Salud, el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), la Asociación Gerontológica Costarricense (Ageco), el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam) y el Ministerio de Educación Pública (MEP).
Se suman municialidades de esta provincia, asociaciones de desarrollo integral, centros diurnos para ancianos y asociaciones de adultos mayores, que han comenzado a surgir en estos cantones para promocionar una red de cuido en torno a esta población.
Acciones en proceso
Tras dejar atrás la casona esquinera de las hermanas Suárez, en La Cananga, Sugey Mendoza continúa su camino hacia otro barrio de Nicoya. En el cajón de la moto, guardó celosamente varios aguacates que le regaló Florinda.
Busca a Anita Torres Torres, de 106 años, y da con ella en una humilde casa de cemento, toda blanca. Más aún con el sol próximo del mediodía.
Sale a recibirla al portón Elodia Torres, la hija de 80 años que cuida a Anita.
"Esto es cada vez más frecuente aquí: adultos mayores cuidando a otros adultos mayores", comentó Mendoza mientras acomodaba sobre la mesa de la sala todo su equipo y la ficha médica de esta centenaria.
Ahí repite el mismo ritual de las hermanas Suárez: pregunta por medicinas, citas médicas, alimentación... Repasa la historia de Anita.
Es cuando Elodia le cuenta que su mamá cumplirá 107 el 26 de julio, día de Santa Ana.
También le informa de que su mamá tuvo nueve hijos: la mayor de 85 años y el más joven de 70. La familia la completan 36 nietos, 18 bisnietos y 5 tataranietos.
"Mamá no padece de nada. Solo una insuficiencia cardíaca", confirmó Elodia. Ese padecimiento es muy común, sobre todo en un corazón que sobrepasa el siglo de trabajo.
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De pregunta en pregunta, Mendoza se entera de que quien necesita más ayuda es Elodia.
Es hipertensa y diabética, pero no sigue muy al pie de la letra los controles frecuentes para este tipo de pacientes. Tampoco logra sacar mucho tiempo para ella misma pues el cuido de Anita le consume casi todo su día.
Mendoza le recomienda buscar espacios para distraerse; aunque sea dar una vuelta por la cuadra. Y hace algunas anotaciones que luego revisará con otro personal del Área de Salud de Nicoya.
La trabajadora social del Área de Salud de Nicoya, Aleyda Obando Briceño, explicó que estas visitas son cruciales. De lo que surja de ellas se activa el resto de la red.
Obando comentó que el Área de Salud de Nicoya es el epicentro de toda una red de servicios en estos territorios, que busca proteger a los más mayores de su comunidad.
Uno de los objetivos es promocionar la creación de más asociaciones del adulto mayor en esta provincia y reforzar la red de cuido con la apertura de centros diurnos donde estas personas puedan pasar el tiempo de forma divertida y saludable.
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"Conapam y la Junta de Protección Social nos está ayudando en estos proyectos. En todo el país, solo en Nicoya se está desarrollando una red de cuido del adulto mayor", comentó la trabajadora social.
Estos programas, paralelamente, estimulan la creación de voluntariado y el intercambio generacional, que se está trabajando con escuelas y colegios con ayuda del MEP.
Refuerzo en hospital
Tanta ha sido la presión de la demanda por el envejecimiento en esta zona, que la Caja tuvo que abrir un servicio de Geriatría en un hospital periférico 3, como el Hospital La Anexión, en Nicoya.
Este tipo de inversiones no son usuales. Pero ahí la Caja envió a dos geriatras y permitió que seis camas en el servicio de Medicina, en hospitalización, fueran dedicadas a los pacientitos ancianos más delicados.
La geriatra Vanessa Jiménez Porras, quien recién se acaba de graduar como médico especialista, está cumpliendo ahí sus tres años de contrato de retribución con la Caja.
Formada en el Hospital Nacional Geriátrico, junto a otro colega de su misma especialidad es la responsable de montar un sólido servicio de Geriatría en esa zona.
Entre sus tareas, está sensibilizar y capacitar también a otro personal de salud sobre la necesidad de cambiar el abordaje de estos pacientes.
"La valoración de cada historia se hace desde cuatro facetas: la funcional, la mental, la social y la médica. Estos pacientitos no se pueden ver en 15 minutos", explicó.
Esto justifica la intervención de un equipo mayor, que incluye trabajadores sociales, psicólogos y terapeutas físicos, además de médicos de familia.
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Aunque el servicio recién se está gestando --tiene cuatro meses--, por medio del uso de la tecnología, como la telemedicina, se enlazan semanalmente con el Hospital Nacional de Geriatría para hacer estudio de casos.
Hasta el año pasado, ese servicio no se daba, por lo que muchos de estos pacientes se veían obligados a hacer largos recorridos desde Guanacaste hasta San José en busca de atención especializada.
La historia cambió.
La Caja ha anunciado que lo que aquí surja será un modelo para replicar en el resto del país, cuyas comunidades no son ajenas, en absoluto, al fenómeno del envejecimiento poblacional.
Esta tendencia la percibe, todos los días, Sugey Mendoza, en sus visitas, casa por casa, por las calles de Nicoya.
No hay vuelta de hoja.
Mendoza seguirá encontrando muchas Florindas, Betsys, Anitas y Elodias en sus recorridos. Ella espera que Nicoya y todo el país estén preparados para acompañar como se debe a estas personas hasta el final de sus días.